Por Jorge Eduardo Medina Barranco
Bucaramanga, 27 de septiembre de 2019
En mi artículo CONCIENCIA DEL BIEN (
Ver aquí), al hablar de <<Los 3 niveles del “Darse cuenta”>>, concluyo diciendo:
Los métodos Mindfulness y Coaching ayudan de manera certera
a trabajar en nuestro mundo de relaciones y a darnos cuenta de cómo realizar
nuestro trabajo psicológico para despertar nuestra conciencia a un nivel
superior de ser, creando eso que llamo conciencia del bien y que nos
convertiría en verdaderos seres humanos en un mundo tan lleno de mentiras,
violencias y desprecio por la humanidad como el actual.
En este artículo voy a tratar sobre el método MINDFULNESS
aplicado a nuestro trabajo psicológico para elevar nuestro nivel de conciencia
a ese grado que llamo precisamente Conciencia del Bien. Recordemos que un
método es un modo estructurado y ordenado de obtener un resultado, de manera
que este artículo pretende explicar cómo el método mindfulness se puede usar
para mejorar nuestra atención y, con el uso de la atención plena, desarrollar
nuestro nivel de conciencia.
Mindfulness es una palabra inglesa sinónimo de attention y
en español significa atención en el sentido de usar la mente para concentrarse
en algo.
LA ATENCIÓN
Revisemos en primer lugar qué noción se tiene del
término atención.
La idea más elemental es que “atención” es estar pendiente
de, prestar atención a, o tener puestos los cinco sentidos en algo. Dicho de
una forma más estructurada, la “atención” es un proceso conductual y cognitivo
de concentración selectiva de la percepción por el cual podemos dirigir
nuestros recursos mentales sobre algunos aspectos específicos de un conjunto de
datos del entorno, los que consideramos más relevantes, mientras que se ignoran
otros datos también perceptibles por los sentidos o comprensibles por la razón;
o bien dirigir nuestros recursos mentales sobre la ejecución de determinadas
acciones que consideramos más adecuadas que otras.
Por consiguiente, la atención hace referencia al estado de
observación y de alerta que mantenemos y que nos permite tomar conciencia de lo
que ocurre en nuestro entorno. En otras palabras, es la capacidad de generar,
dirigir y mantener un estado de activación psíquico adecuado para el
procesamiento correcto de la información.
Podemos comparar la atención con el enfoque de una cámara
fotográfica, que logra que la imagen de un objeto que se produce en el foco de
la lente sea captada con claridad sobre un plano u objeto específico, quedando
el resto de la imagen borrosa o desenfocada. Como podemos observar en la
imagen, el enfoque de la cámara se ha dirigido a las gafas, mientras que la
persona está desenfocada. De igual manera, la atención es conducir nuestra
mente hacia un tema, cuestión o problema, de manera que el resto de información
no es claramente perceptible, o es directamente ignorada.
Desde el punto de vista de la psicología podemos considerar
la atención de dos maneras distintas, aunque relacionadas.
a) La atención considerada como filtro de los estímulos
ambientales, decidiendo cuáles son los estímulos más relevantes y dándoles
prioridad por medio de la concentración de la actividad psíquica sobre el
objetivo, para un procesamiento más profundo en la conciencia.
b) La atención entendida como el mecanismo que controla y
regula los procesos cognitivos: desde el aprendizaje hasta el razonamiento
complejo.
Podríamos destacar las siguientes características de la
atención como las más importantes:
Es la cantidad de información a la que podemos atender al
mismo tiempo y al número de tareas que podemos realizar simultáneamente.
Es la cantidad de atención que le prestamos a un objeto o
tarea y está directamente relacionada con el nivel de vigilia y alerta de un
individuo. Se refiere a esa sensación que hemos sentido alguna vez de estar más
o menos atentos a algo.
Oscilación o desplazamiento de la atención
Es el movimiento alternativo de la atención a dos o más
fuentes de estímulos o tareas que hacen que nuestra atención se dirija alternativamente de una a otra.
Es dirigir la atención conscientemente y poner en marcha sus
mecanismos de funcionamiento en función de las demandas del ambiente y de la
tarea que vamos a realizar. Obviamente esta atención controlada, a diferencia
de la no controlada, requiere un esfuerzo o trabajo psicológico por parte del
sujeto para mantenerla.
En base a estas características, podemos decir que la
atención tiene dos funciones principales:
1. Mantener el estado de alerta y vigilancia (INTENSIDAD), y
2. Seleccionar la información a la que se van a dedicar los
recursos (AMPLITUD Y CONTROL).
Debemos resaltar que el sistema atencional presenta una
capacidad oscilatoria limitada, lo que hace sumamente importante saber
seleccionar el tipo de información relevante.
Hablemos ahora un poco del mindfulness. En el sentido que
nos interesa, el mindfulness podemos considerarlo como un estado de atención
que debemos incrementar para obtener atención plena, como parte de un proceso
para alcanzar posteriormente un estado de Conciencia Plena.
Desde la década de 1970 se ha promocionado el método
mindfulness con objetivos diversos, sobre todo con la idea de mitigar el
estrés, principalmente el causado por el trabajo o las enfermedades. El primer
programa que incorporó el mindfulness como herramienta fue el Mindfulness-Based
Stress Reduction (MBSR), — en español Reducción del Estrés Basada en la
Atención Plena (REBAP) —, creado por Jon Kabat-Zinn (5 de junio de 1944, Nueva
York) profesor emérito en la Escuela de Medicina de la Universidad de
Massachusetts. Sus prácticas de zen, yoga, y sus estudios con diversos maestros
budistas lo condujeron a integrar partes de esas enseñanzas con las de la
ciencia occidental para crear este método terapéutico de medicina
complementaria, que utiliza técnicas de atención plena orientadas a aliviar el
dolor y mejorar el bienestar físico y emocional de individuos que padecen
enfermedades.
Nosotros no usamos el mindfulness como un método
terapéutico, sino como un método pedagógico: queremos enseñar a las personas a
desarrollar su atención y a educarlas en su uso adecuado para desarrollar la
observación de sí que les conduzca al autoconocimiento necesario para realizar
los cambios indispensables de pensamientos, emociones y comportamientos que les
eleve el nivel de conciencia hasta lograr cambiar su nivel de ser.
El mindfulness consiste en mantener nuestra atención
enfocada en el presente, y no absorta y
ensimismada por los problemas, sus
causas y consecuencias, actitud que conduce a no prestar atención a nada más.
Por ello el ejercicio básico de mindfulness es prestar atención a nuestra
respiración, observarla concentrando nuestra percepción y nuestra mente en el
fluir de la respiración en sus tiempos de inspiración, pausa y expiración.
Con la práctica reiterada de este ejercicio inicial de
atención, se alcanza el mindfulness o atención plena concentrándonos en
reconocernos a nosotros mismos, de forma calmada, en el presente; prestando
atención a nuestros pensamientos, emociones y sensaciones corporales, así como
al entorno en el que nos encontramos; aceptando y asumiendo todo con actitud
equilibrada, sin juzgar, sin criticar, sin reaccionar en modo alguno,
simplemente viviendo el aquí y ahora de esos pensamientos, emociones y
sensaciones corporales.
Obviamente, el desarrollo de la atención tiene muchos otros
ejercicios, pero este de la observación de la respiración es el primordial ya
que nos enseña que el mindfulness no consiste en tratar de relajarse, o de
vaciar la mente de pensamientos, ni siquiera de escapar del sufrimiento o
alcanzar la trascendencia espiritual, ya que no es una forma de religión, sino
que es, simplemente, estar aquí y ahora, en actitud de observación atenta de
nuestra propia realidad corporal y mental: es el arte de vivir el presente.
La gran ventaja de esta práctica es que NO ES DIFICIL y
produce, como efectos secundarios beneficiosos, una reducción de la ansiedad y
del estrés, una mejora de la creatividad y del poder ver y valorar las
situaciones con más claridad haciéndonos estar más conscientes de nuestra
realidad y de lo verdaderamente importante de nuestra vida. En definitiva, el
mindfulness nos ayuda a disfrutar con más plenitud de nuestra propia vida, sin
tantas angustias, sin tantos pensamientos inútiles, sin tantas emociones
negativas, sin tantos comportamientos que pueden llegar a ser perjudiciales
para nuestro buen vivir.
En su escrito veo la coincidencia con la que la investigación en neurociencias aquí en Estados Unidos, ha centrado el tema de la meditación y mindfulness aplicados a reducir síntomas por trastorno de estrés postraumático y ansiedad generalizada. Ahora, lo que sigue abierto es la puerta a explorar su uso en procesos profundos y transformación personal. Tremendo aporte. Gracias por hacerlo accesible en términos que cualquiera entiende.
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