INTRODUCCIÓN AL GNOSTICISMO
La Práctica Gnóstica: El Estudio
Por Jorge Eduardo Medina Barranco
Breña
Baja, julio 30 de 2013

Así pues, ¿Qué prácticas corresponden al
gnosticismo? Comentaré 5 indispensables, que se van realizando casi
simultáneamente, porque algunas son previas a otras. Las ‘prácticas’ que
comentaremos son verdaderas herramientas cuya técnica debemos aprender y
dominar con maestría para llegar a nuestro Ser Interior.
1º Estudiar
La primera herramienta es,
lógicamente, estudiar. Para no
complicarlo mucho, atengámonos a la definición de la Real Academia Española: 1.
tr. Ejercitar el entendimiento para alcanzar o comprender algo. 3. tr. Aprender.
4. tr. Observar (examinar atentamente). Así que el ‘gnóstico’ observa para
aprender y alcanzar la comprensión.
¿Qué observa
el gnóstico? El gnóstico examina atentamente al observador y a lo observado. El
observador es uno mismo y lo observado es el universo y todo lo que contiene,
incluidos nuestros semejantes y uno mismo. Observamos las relaciones de uno
consigo mismo y con los demás. Observamos la materia y la energía. Buscamos observar
que hay más allá.
En terminología contemporánea, podríamos
decir que el estudiar gnóstico es un
proceso de tipo PNL (Programación Neuro Lingüística):


L: A esta información recibida por nuestro sistema neurológico le
asignamos un lenguaje, que aprendemos de nuestro entorno más inmediato.
Constantemente nos estamos comunicando con el entorno, de forma verbal y no
verbal.
Todo esto significa que el
gnóstico debe aprender cómo empleamos nuestros sentidos tanto externa como
internamente para construir nuestros pensamientos y sentimientos, y cómo se
relaciona el lenguaje con el pensamiento y el sentimiento; debe aprender sobre
los diversos estados de la mente, cómo los evocamos y cómo podemos usar estos
estímulos para acceder a los estados de plenitud de recursos de nuestros
cerebro a voluntad; debe saber cómo pensar en sistemas más que en meras causas
y efectos, encajando entorno, comportamiento, capacidad, creencias e identidad
personal; debe aprender cómo el lenguaje acota nuestra experiencia y cómo
podemos rebasar esos límites; debe saber cómo aprender métodos que le permitan
conectar con sus experiencias más internas y así acceder a sus recursos
inconscientes.
En fin, debe aprender a
transformar el significado de todas sus vivencias en un proceso que,
continuando con terminología contemporánea, podríamos denominar ‘Coaching contigo mismo’ y que
transformaría nuestro propio ser mediante un conocimiento que nos permite hacer
cambios que terminan conectándonos con nuestro Espíritu Interior.
¿Qué
habilidad nos desarrolla este estudiar
gnóstico? Ni más ni menos que la sabiduría,
conocimiento profundo que se adquiere a través del estudio
y de la experiencia.
Ya el maestro Sócrates de Atenas (470 — 399 a. C.)
nos enseñó que el saber va entreverado de ignorancia: no siempre se sabe decir lo
que se sabe, ni se sabe del todo lo que se quiere decir. La sabiduría de
Sócrates no consiste en la simple acumulación de conocimientos, sino en revisar
los conocimientos que se tienen y a partir de ahí construir conocimientos más
sólidos, lo que le convierte en una de las figuras más extraordinarias y
decisivas de toda la historia, a la vez que es un extraordinario ejemplo de
unidad entre teoría y práctica, entre pensamiento y acción; la conducta de su
vida se rige por su conocimiento y su gran legado fue la mayéutica.
Es más
fácil la erudición, estático archivo
que por mucho que su poseedor se enorgullezca hoy le supera con creces el más
sencillo de los ordenadores, que la sabiduría
que digiere el conocimiento y lo convierte en plataforma de otro conocimiento. En la era de
las nuevas tecnologías informáticas la erudición está en saber buscar la
información y la sabiduría en ponerla en práctica. Mucho de lo que pasa por
sabiduría no es sino pedantería academicista, ese tipo de ignorancia que
distingue a muchos universitarios y escritores de hoy día.
Pero
sepamos escuchar a los viejos sabios. El maestro Confucio (551 - 479 a. C.) dijo a su discípulo Tse-lu:
<< ¿Has oído hablar
alguna vez sobre los seis absurdos y sus consecuencias?
El discípulo respondió: nunca he oído hablar de esto. Entonces, dijo el maestro, ven acá, que te lo
voy a explicar. El primer absurdo consiste en pretender alcanzar el bien
prescindiendo del estudio, y su consecuencia es la decepción; el segundo
consiste en intentar alcanzar la ciencia sin entregarse al estudio, lo que
conduce a la incertidumbre; el tercero consiste en el deseo de ser sincero
prescindiendo del estudio, lo que provoca el engaño; el cuarto consiste en
pretender obrar rectamente sin haber recibido la instrucción adecuada; el
quinto consiste en querer compaginar el valor con la incultura, lo que da lugar
a la insubordinación; finalmente, si se desea alcanzar la perseverancia
prescindiendo del estudio, se cae en la testarudez y obcecación>>
Lun-Yu,
traducido como “Discusiones sobre la Palabra”, de Confucio