Por Jorge Eduardo Medina Barranco
16 de abril de 2016, Bucaramanga, Colombia
¿Qué es el coaching espiritual?
El coaching espiritual es una manera de trabajar en coaching,
teniendo como fundamento la INTELIGENCIA ESPIRITUAL.
Es a principios del s. XXI cuando la
física y filósofa Danah Zohar junto con el investigador Ian Marshall introducen el concepto INTELIGENCIA ESPIRITUAL
(con gran repercusión en el ámbito anglosajón, centroeuropeo, EE.UU. y Canadá)
para referirse a la capacidad que tiene
el ser humano de elaborar un tipo de preguntas que tienen que ver con el
sentido último de la existencia y que no se explican con las otras
inteligencias.
Si bien es cierto que los sectores académicos se opusieron
inicialmente a la idea de una inteligencia dedicada a la trascendencia, pues su
estudio se consideraba imposible debido a la dificultad de cubrir los criterios
científicos, también es cierto que recientes evidencias neurológicas,
psicológicas y antropológicas han revelado pruebas suficientes para
considerarla un objeto serio de estudio, y varios laboratorios en el mundo han
profundizado en el tema.
Se puede decir que la INTELIGENCIA ESPIRITUAL funciona como
un marco dentro del cual actuarían la inteligencia racional y la inteligencia
emocional para expresar así nuestras más elevadas capacidades, y mejorar
nuestra vida y la de los demás.
Espiritualidad y Religión
No debemos confundir la
espiritualidad con la religión. La espiritualidad se refiere a la vida
espiritual del ser humano, a la parte inmaterial de la vida humana, la que
tiene que ver con la parte más pura y esencial de la vida de una persona.
En cambio, la religión se refiere al conjunto de dogmas, normas y prácticas relativas a una divinidad
cualquiera y que genera las múltiples doctrinas religiosas del mundo según las
creencias de cada grupo humano.
Esa es una primera diferencia: mientras que la espiritualidad
es UNA como la especie humana, la religión es tan variada como los
comportamientos culturales de las diferentes sociedades humanas.
De hecho, mientras la espiritualidad es una manifestación
natural del ser humano, la religión es una invención humana creada para dar
respuesta al misterio que envuelve al origen de la vida, a nuestro propio
origen y presencia en el universo y dar respuesta a nuestro destino como
personas y como especie; la religión es una creación humana que intenta
interpretar el sentido y propósito de la existencia, para buscar explicaciones
al dolor que se produce en la vida misma, para encontrar un poco de alivio al
sufrimiento y a los incontables males que siempre han acompañado a la
humanidad.
Precisamente como el origen de la religión es una
interpretación de alguien (una persona o una comunidad) es por lo que existen
tantas religiones distintas, desde las no teístas, pasando por las monoteístas
y hasta las politeístas. Esa creación cultural, inicialmente pequeña, cuando
crece se convierte en esos organismos transnacionales que existen hoy día y que
son grandes estructuras de poder tan alejadas de los objetivos iniciales que
propiciaron su aparición, que sepultan la espiritualidad humana en esa
avalancha de intereses políticos, económicos y sociales que les ha llevado a
incruentas guerras a lo largo de su historia y que ahora ahoga a los cultos
religiosos de nuestro mundo actual.
Necesidades y poderes de orden espiritual
Las necesidades que nos genera la
existencia de la espiritualidad en nuestro psiquismo van desde la necesidad de encontrar
sentido a la vida, de encontrarle significado a esa existencia que tenemos que
vivir, a la necesidad de responder a la filosófica pregunta de ¿Quién soy? o
¿De dónde vengo? para cubrir la necesidad de reconocimiento de la propia identidad como persona y de
reconciliación con uno mismo y con la vida, pasando por necesidades como la de
búsqueda de orden, de verdad, de libertad, de soledad y silencio.
La espiritualidad genera en nosotros también una serie de
poderes.
No es sólo que nos genere una necesidad de responder a preguntas
existenciales sino que esas preguntas surgen de un poder de Pensamiento Crítico Existencial que nos permite tomar distancia
de la realidad (separarnos críticamente de la realidad sin separarnos
físicamente convirtiéndonos en observador y observado de sí mismo y de la
propia vida), es decir, que podemos observar nuestra propia vida y su
desarrollo como si estuviésemos viendo una obra de teatro o una película, para
hacernos auto-crítica, para reírnos sanamente de nosotros mismos, para realizar
actos de libre elección.
El ser humano quiere vivir una vida con
sentido, con significado. El poder de Producción
de Significado Personal nos produce la capacidad para entender el
significado personal y fin de todas las experiencias físicas y mentales,
incluyendo la capacidad de crear y manejar (es decir, vivir de acuerdo con) un
propósito de vida. Forma parte de nuestra condición humana hacerse preguntas
del tipo: ¿Quién soy yo? ¿Qué será de mí? ¿De dónde vengo? ¿Cuál es el sentido
de la vida? ¿Para qué estamos? ¿Por qué existe todo? ¿Existe Dios?; lo que no
significa que tengamos respuesta o que sólo haya una. Esta experiencia
asombrosa de maravillarse, de asombrarse, de pasmarse ante la realidad es
propiamente humana, es inteligencia espiritual, y puede ser provocada por la
naturaleza, el arte, una composición musical, un rostro, la literatura, un
descubrimiento científico, una reflexión filosófica, una experiencia religiosa,
etc.
Uno de nuestros poderes espirituales de más valor es la Conciencia Trascendental: la capacidad
para identificar la dimensión trascendente del Ser durante los estados de
conciencia normal, acompañada de la capacidad de identificar su relación con
uno mismo y con el mundo físico. La persona espiritualmente inteligente capta
aquello que está por encima de particularidades y singularidades; tiene la
capacidad de sentirse uno con el gran Todo, lo que contribuye a desarrollar
relaciones más armónicas. Los grandes maestros y maestras espirituales destacan
por esto y de sus experiencias trascendentales es de donde se derivan la
mayoría de las religiones existentes.
Y además de esa conciencia trascendental, tenemos el poder de
la Expansión del Estado Consciente
que es la capacidad de entrar y salir de estados superiores/espirituales de la
conciencia (por ejemplo, la conciencia pura, la conciencia cósmica, la unidad
con el Todo) a discreción (capacidad o libertad de decidir las propias
acciones, como en una profunda contemplación o en reflexión, meditación,
oración, etc.)
¿Cómo se cultiva la inteligencia espiritual?
Las capacidades propias de la inteligencia espiritual, como
todos los aspectos de la inteligencia humana, son un funcionalismo natural de
todo ser humano independientemente de si profesa o no una religión, de si es
creyente o no, de si lo acepta o lo niega. Los funcionalismos naturales existen
en nuestro ‘ser humanos’ los utilicemos o no; podríamos comparar diciendo que
es nuestro ‘sistema operativo’ y que nos permite aprender a leer o no, a bailar,
nadar, a hacer ciencia, arte, filosofía o no. Todos los humanos poseemos el
potencial de aprender a usar nuestras múltiples inteligencias. Lo importante es
que nos entrenemos en su uso.
Todos, en algunos momentos de nuestra vida hemos necesitado
un entrenador. Alguien que ha recorrido el camino y nos apoya para descubrir
aquello que no podemos descubrir y aplicar solos, por nuestra cuenta, para
alcanzar una mayor calidad de vida. Alguien que dedique un espacio seguro para
nosotros, que nos permita mantener el equilibrio emocional y mental hacia la
manifestación del espíritu en nuestra vida cotidiana. En ciertos momentos, este
entrenador fue nuestra madre, nuestro padre, algún hermano u otro familiar,
profesor, ministro, o amigo.
Generalmente, las personas tienden a alejarse de quienes les
acompañaron en su infancia o juventud a medida que se produce su crecimiento
físico, mental o profesional, y es precisamente en esas etapas en las que más
necesitamos de un buen entrenador, porque es cuando por cuestiones laborales,
sociales o de otra índole, empezamos a alejarnos de nuestra espiritualidad. Un
espíritu fuerte permite dar equilibrio a nuestras vidas y obtener una
satisfacción y plenitud integrales; no solamente financieras, profesionales o
sociales.
La propuesta del Coaching Espiritual surge del hecho de que el coaching aporta herramientas y técnicas para descubrir ¿qué quieres realmente? y ¿cómo lo puedes alcanzar? Además, como hemos visto, el coaching busca en tu interior tus potencialidades para que seas tú el protagonista de tu vida y de tus cambios.
Muchas personas viven hoy en día en el vacío existencial, sin
saber por qué y para qué están viviendo, pues la vida carece de razón si no
conocemos hacia dónde nos dirigimos. El encontrar sentido a nuestra existencia,
tener una misión existencial, constituye una razón poderosa para bien ser, bien
hacer, bien tener y bien estar. Como dijo Nietzsche: "Todo aquel que tiene una
razón para vivir puede soportar cualquier forma de hacerlo”
El Coaching Espiritual favorece la automotivación en
las personas para que se hagan cargo de su propia vida, responsables de su
destino; sin excusas, pretextos y justificaciones, que les impidan potenciar
sus talentos y así tener una vida plena. El Coaching Espiritual puede ayudar a
alcanzar esos resultados. Las personas que deciden ser los arquitectos de su
destino y dar su mejor esfuerzo en la dirección correcta como la mejor forma de
honrar su espiritualidad, o a Dios si son creyentes, descubren su propósito y
encuentran el sentido de cada idea, de cada iniciativa, de cada acción para
producir los resultados que incidan directamente en su estilo de vida,
sirviendo al prójimo y logrando la trascendencia.
El coach espiritual te entrena mediante las técnicas de
coaching, incluyendo herramientas poderosas como las preguntas potenciadoras,
la visualización creativa, el poder de conversaciones espirituales, el
desarrollo del aquí y ahora, la atención plena, la meditación.
El secreto del coaching espiritual está en
encontrar un coach que haya recorrido su propio camino espiritual y no que sea
un teórico de la espiritualidad