Rionegro, Antioquia, 1 de diciembre de 2017
Por Jorge Eduardo Medina Barranco
En el artículo anterior CONCIENCIA DEL BIEN: La Motivación vimos que para motivar a las personas hay que tener una inteligencia emocional entrenada, según lo definió Goleman. Y que para auto-motivarse hay que entrenar la propia inteligencia emocional.
Por Jorge Eduardo Medina Barranco
En el artículo anterior CONCIENCIA DEL BIEN: La Motivación vimos que para motivar a las personas hay que tener una inteligencia emocional entrenada, según lo definió Goleman. Y que para auto-motivarse hay que entrenar la propia inteligencia emocional.
Fue en el año 1996 cuando conocí la teoría de la
inteligencia emocional de Daniel Goleman[1]. Era lector de la revista Babelia,
suplemento cultural del diario español El País y en una de sus lecturas
encontré una reseña sobre un libro llamado “Inteligencia Emocional” escrito por
un señor Daniel Goleman, para mi totalmente desconocido pero me causó
curiosidad el tema porque ya conocía la existencia de diferentes formas de
manifestarse en nosotros la inteligencia: intelectual, emocional, motora,
instintiva y sexual. Había estudiado Psicología de la posible evolución del
hombre, Fragmentos de una enseñanza desconocida y Tertium organum del
esoterista, escritor y conferencista ruso Piotr Demiánovich Ouspenski[2] (Moscú,
1878 – Surrey, Inglaterra, 1947) autor de varios libros de temática espiritual
y filosofía esotérica y uno de los principales difusores en Occidente del
conocimiento del Cuarto Camino[3] enseñado
por el maestro místico, escritor y compositor armenio George Ivánovich
Gurdjíeff [4] (Alexándropol, 1866 – París,
1949), de quien leí Relatos de Belcebú a su Nieto. Mi primera referencia de
Ouspenski la obtuve cuando el maestro gnóstico Samael Aun Weor[5] le obsequió al también maestro gnóstico
Gargha Kuichines[6] la Psicología de la
posible evolución del hombre y Tertium organum y dichas obras llegaron a mis
manos.
Hasta encontrar la referencia de Inteligencia emocional de
Goleman no había estudiado nada más allá sobre las diferentes formas de
inteligencia que lo contenido en las enseñanzas y lecturas de los autores
anteriores, así que me decidí a comprar el libro. Desde entonces, la temática
se convirtió en parte de mi acervo personal y me condujo por los caminos de las
inteligencias múltiples de Howard Gardner, la psicología educativa con su enriquecimiento
intelectual y socio-afectivo y los moldes de la mente bajo la guía del profesor
Pedro Hernández, catedrático de Psicología Evolutiva y de la Educación de la
Universidad de La Laguna, Tenerife, España; los aprendizajes de Coaching y PNL
en Barcelona y estudios de Mindfulness en los Massive Open On-line Course
(Mooc), junto con la práctica permanente de la meditación y las diversas
técnicas y herramientas de autoconocimiento y desarrollo personal aprendidas me
llevaron de forma natural a construir, junto con mi esposa Flor que me ha
acompañado en esta aventura de vida desde hace 45 años, Talleres
teórico-prácticos y capacitaciones profesionales sobre inteligencia emocional,
autoconocimiento y desarrollo humano del que dan testimonio de su efectividad
cientos de personas que han asistido a ellos.
Las emociones tienen un gran poder sobre lo que somos, lo
que hacemos y en cómo nos relacionamos. Por ello la esencia del concepto de
inteligencia emocional siempre ha estado presente a lo largo de la historia de
la psicología. Fue en 1985 cuando apareció por primera vez el término
“inteligencia emocional” gracias a la tesis doctoral de Wayne Payne, la cual
llevaba por título “Un estudio de las emociones: el desarrollo de la
inteligencia emocional”. No obstante, fue unos 10 años después cuando el
psicólogo y periodista norteamericano Daniel Goleman inició algo que aún no se
ha detenido: el autoconocimiento de nuestras emociones y su tremenda influencia
en nuestra vida cotidiana.
¿Qué es realmente la inteligencia emocional?
Es una dimensión de nuestra inteligencia que responde a otro
modo de entenderla más allá de los
aspectos cognitivos, tales como la memoria y la capacidad para resolver
problemas. Hablamos ante todo de nuestra capacidad para dirigirnos con efectividad
a los demás y a nosotros mismos, de conectar con nuestras emociones, de
gestionarlas, de auto-motivarnos, de frenar los impulsos, de vencer las
frustraciones…
Alfabetizarnos emocionalmente es aprender en que consiste el
autoconocimiento, obtener
conciencia de las emociones que nos mueven, saber
empatizar con los demás, desarrollar habilidades para gestionar correctamente
nuestro mundo de relaciones familiares, profesionales, sociales,
auto-controlándonos de una manera adecuada, ampliando nuestra capacidad para
pensar libremente y comportarnos de manera asertiva, con una auto-motivación
que nos permita alcanzar nuestras metas. Es necesario entrenar la inteligencia
emocional como se entrena la racional o como se entrenan los músculos, con
actividades específicas de nuestra esfera emocional y mediante talleres de
inteligencia emocional nos iniciamos en la naturaleza de las emociones, para
que sirven, cómo comprenderlas y expresarlas y, sobre todo, aprendemos
herramientas, técnicas y estrategias de regulación emocional.
HUMANIZARNOS ES MANEJAR NUESTRA INTELIGENCIA EMOCIONAL DE
MANERA ASERTIVA
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