lunes, 30 de septiembre de 2013

INTRODUCCIÓN AL GNOSTICISMO, La Práctica Gnóstica, La Meditación

INTRODUCCIÓN AL GNOSTICISMO

La Meditación

Por Jorge Eduardo Medina Barranco

 Rionegro, agosto 30 de 2013

Me encuentro en Rionegro, Antioquia, en mi gira por Colombia dirigiendo talleres para trabajar en el despertar de la propia conciencia con todos aquellos inquietos en querer ‘reprogramar’ su camino para conectar con su Espíritu Interior. La tercera práctica gnóstica que comentaré en este escrito es la de la meditación.

En el mundo antiguo que ya hemos mencionado (Una Mirada a la Antigüedad) surgió una práctica para la conexión con el Ser Interior, que ha originado muchas variantes a lo largo de los siglos: la meditación.

La meditación no es sólo una práctica de propósitos religiosos, sino que está también enfocada al mantenimiento de la salud física o mental. Pero, por sobre todo, la meditación es una práctica fundamental si quieres realizar un cambio radical, total y definitivo en ti mismo.


¿Cuántas veces has sentido que necesitas descansar del correr incesante de la vida moderna? ¿Cuántas veces has querido salirte del ruido y entrar en el silencio? pero tus pensamientos no paran de repetir cosas que ya no quieres escuchar. Es muy común en nuestros días encontrarse tenso o malhumorado y no saber qué hacer para aliviar la situación. Estamos viviendo una vida tan acelerada y con tantas tensiones que cada día son más las personas que caen en el tan temido estrés, mal común en nuestros días. La meditación es la herramienta para salir de esos estados físicos y psicológicos indeseados.

El hombre moderno ha olvidado introducirse en sí mismo, ha olvidado ir al lugar en donde está su mayor fortaleza y su fuente de sabiduría. La vida moderna parece estar hecha para evitar, en todo momento, la mirada interna. Se han alcanzado grandes logros en el campo de la tecnología pero no sabemos introducirnos en nosotros mismos, no sabemos buscar la fuente que nos calma la sed y nos da el equilibrio necesario para vivir mejor: nuestro propio Ser.

La gran aventura interna comienza con la meditación. Esta es la puerta de entrada a los parajes secretos de tu mundo interno. Es el método que te lleva al contacto con tu propia fuente de vida. Cuando decides meditar, estás encaminándote al reino de la luz y del amor, porque solo en lo profundo de tu corazón encontraras el equilibrio y la felicidad que has estado buscando.

Esta técnica se explica según la corriente de pensamiento que la adopta, pero en cualquier caso incluye un estado de atención concentrada, ya sea sobre un objeto externo, sonido, pensamiento, la propia consciencia, o el propio estado de concentración. Por ello, existe una amplia variedad de guías y enseñanzas para la meditación, que van desde las que se presentan en las religiones hasta las terapéuticas, pasando por las ideologías propias de individuos que la enseñan como ´maestros’ de esa experiencia. Estudios científicos actuales han demostrado que algunas técnicas de meditación pueden ayudar a mejorar la concentración, la memoria, mejorar el sistema inmunitario y la salud en general, disminuyendo el estrés y generando una sensación de paz y bienestar.

Respecto de la meditación Zen, por ejemplo, el maestro Taisen Deshimaru dice:

<< El secreto del Zen consiste en sentarse, simplemente, sin finalidad alguna ni espíritu de provecho, en una posición de gran concentración. Esta forma desinteresada de sentarse se llama za-zen; za significa sentarse y zen meditación, concentración… La práctica del za-zen es de gran eficacia para la salud del cuerpo y del espíritu… >>

Las técnicas de aproximación a la meditación varían desde las que se basan en observar la respiración, en visualizar algún pensamiento positivo o imagen inspiradora, sobre acontecimientos agradables o desagradables de la propia vida, en enfocar algún objeto o imagen (como un mándala), o invocaciones. También existen las meditaciones sin objeto, desenfocando la tensión mental.

Pero necesitamos volvernos serios y dejar a un lado todas las tonterías que abundan en el pseudo-gnosticismo, en la pseudo-religiosidad y en el pseudo-esoterismo barato. 

Hay que saber ser profundamente serios practicando la meditación para poder cambiar radicalmente si es que en realidad de verdad queremos encontrar el conocimiento gnóstico.

Quien no sabe meditar es superficial, es ignorante del camino de transformación interior, no podrá eliminar las características psicológicas equivocadas que forman eso que se llama ‘ego’, raíz del indeseado egoísmo que abunda en el seno de nuestras sociedades consumistas; quien no sabe meditar será siempre un leño impotente entre el furioso mar de la vida.

Existe muchísima literatura sobre la meditación, pero la mejor forma de aprender algo es haciéndolo, así pues, la mejor forma de aprender a meditar es meditando. Los invito a que se apunten en algún grupo de meditación, aprendan la técnica y la lleven a su vida diaria meditando en el propio hogar.

sábado, 14 de septiembre de 2013

INTRODUCCIÓN AL GNOSTICISMO, La Práctica Gnóstica

INTRODUCCIÓN AL GNOSTICISMO

La Autoobservación

Por Jorge Eduardo Medina Barranco

Bogotá, Colombia, Septiembre 14 de 2013

Como pueden observar en lugar y fecha de este artículo, estoy en Bogotá donde me encuentro atendiendo compromisos familiares en medio de una gira por varias ciudades de Colombia para dictar talleres de ‘Objetivos Espirituales’, ‘Ontología del Lenguajes’ y ‘Educación Fundamental’. La segunda práctica gnóstica que comentaré en este escrito es la de la autoobservación. Es una práctica tan importante en el proceso de observación gnóstica, que merece un apartado específico. Tan importante que en gnosticismo se considera un sentido más de nuestro funcionamiento corporal: el sentido de la autoobservación, y quien no practique esta técnica no desarrolla este sentido y no puede considerarse ‘gnóstico’.

2º La Autoobservación
Si buscamos en la web, encontraremos mucha información sobre esta práctica. 
podemos encontrar un amplio artículo sobre el tema desde la perspectiva psicológica, en la que se abordan temas como la definición, ámbito de aplicación, cómo desarrollar el método, presentación de la técnica, definición de la conducta objetivo, entrenamiento del sujeto para que preste atención a la aparición de las respuestas problema, selección del método de medición y del instrumento de registro, problemas metodológicos, nombres referencia que se supone conocen los estudiantes de psicología, pero todo desde la perspectiva clínica como una terapia para modificación de la conducta bajo la dirección de un profesional de la psicología.
Según la página Web referida, la utilización de la observación de la propia conducta, a partir de los años 70 (explosión de las técnicas de autocontrol), se hizo cada vez más frecuente dentro del ámbito de la modificación de la conducta. Define la autoobservación como:
 
<<Consiste en tratar de atender deliberadamente a la emisión de la propia conducta y registrar esa emisión a través de algún procedimiento previamente establecido>>

Y plantea los dos procesos que implica:
Ø  Discriminar la presencia o ausencia de la conducta objetivo (la respuesta puede ser fisiológica, cognitiva, emocional o motora).
Ø  Registrar la emisión de la conducta.
Pero en estas referencias universitarias siempre hecha uno en falta la referencia a conocimientos más antiguos sobre el mismo tema, de modo que los estudiantes universitarios ignoran el verdadero origen de dichos conocimientos. Uno de los ‘problemas’ que parecen encontrar los ‘doctos’ con estas referencias antiguas es que parecieran tener una aplicación de tipo ‘místico’, y lo místico se refiere a lo ‘espiritual’, y si eres ‘docto’ no puedes ser ‘espiritual’. Gran cantidad de sabios y científicos del presente y del pasado que he estudiado en mi vida, no parecen tener conflictos entre lo espiritual y lo material; pero el dogma materialista se ha sembrado en las universidades y ha proliferado como las malas hierbas en el monte.
Uno de los principales difusores de este conocimiento de la práctica de la autoobservación en occidente fue el filósofo y escritor ruso Piotr Demiánovich Ouspenski (Moscú, 1878 – Surrey, Inglaterra 1947), quien a su vez la conoció del escritor y maestro místico George Ivánovich Gurdjíeff (Alexándropol [actual Gyumrí, Armenia] 1872 – París, 1949) con quien se encontró por primera vez en 1915. Yo la conocí en la década de los 60 cuando el maestro gnóstico Samael Aun Weor incorporó a sus enseñanzas místicas esta práctica de la autoobservación y de la división de la atención (Ver Mensaje de Navidad 66-67, por ejemplo), y de las enseñanzas de Ouspenski y el maestro Gurdjíeff.
En “Fragmentos de una Enseñanza Desconocida” leemos de Ouspensky:
<< El principio “Conócete a ti mismo” tiene un contenido muy rico. En primer lugar exige, del hombre que quiere conocerse, que comprenda lo que esto quiere decir, en qué conjunto de relaciones se inscribe este conocimiento, y de que depende necesariamente.
El conocimiento de sí es una meta muy alta, pero muy vaga y muy lejana. El hombre en su estado actual está muy lejos del conocimiento de sí. Por eso, estrictamente hablando, la meta del hombre no puede ser el conocimiento de sí. Su gran meta debe ser el estudio de sí. Para él será más que suficiente el comprender que tiene que estudiarse a sí mismo. La meta del hombre debe ser el comenzar a estudiarse a sí mismo, a ‘conocerse a sí mismo’, de una manera conveniente.
El estudio de sí es el trabajo o la vía que conduce al conocimiento de sí.
Pero para estudiarse a sí mismo es necesario ante todo aprender cómo estudiar, por donde comenzar, qué medios emplear. Un hombre tiene que aprender cómo estudiarse a sí mismo y tiene que estudiar los métodos del estudio de sí.
El método fundamental para el estudio de sí es la observación de sí
Y dos métodos de observación de sí: el primero es el análisis… Y el segundo es el método de las constataciones, que consiste solamente en registrar, en grabar en la mente, en el momento mismo, todo lo que uno observa”. >>
Los cambios de color y los subrayados, evidentemente, son míos.
El aforismo griego "Conócete a ti mismo" (γνῶθι σεαυτόν) estaba inscripto en el pronaos del templo de Apolo en Delfos y se considera que dicho aforismo tiene más de 2500 años de antigüedad. Y en esa época también se conocía esa práctica en la India y China. Y quien sabe en cuantos más lugares del mundo.
¡Pero parece que sólo son válidas las referencias universitarias del siglo XX!
Maqueta del Santuario de Apolo, en Delfos
Si queremos cambiar de nivel de Ser y conectar con nuestro Espíritu Interior, debemos observar nuestro programa mecánico (ver artículo anterior La Práctica Gnóstica, 1º Estudiar) mediante la práctica de la autoobservación, para poder conocer directamente ese programa y, aprendiendo las técnicas adecuadas, modificarlo en la dirección de nuestro interés.
Sólo así se producirá en nosotros la iluminación espiritual. Nadie puede hacer por uno mismo esa tarea. Por más que se esfuercen en soñar con pastillitas para aprender a leer, si no estudian no aprenderán a leer. Por más que sueñen con la iluminación como un proceso caprichoso que concede un ser divino fuera de mí, sin saber cómo ni por qué, de manera arbitraria, nunca despertarán conciencia ni lograrán la iluminación. Para muchos iluminados la vida cotidiana probablemente no cambiará en lo sustancial, pero la verán de otra manera, a la luz del Ser Espiritual.