sábado, 21 de diciembre de 2013

¿QUIÉN FUE JESÚS DE NAZARET?

Por Jorge Eduardo Medina Barranco

Breña Baja, Tenerife, España, a 21 de diciembre de 2013

Estamos en Navidad y no está demás que nos preguntemos:
¿Quién fue realmente Jesús de Nazaret?
La Navidad es una época en que millones de seres humanos sienten la sensación de felicidad. Y creo que un componente esencial del ser humano es la búsqueda de la felicidad. De hecho un buen número de filósofos, empezando quizá por Aristóteles y su Ética Nicomáquea, han señalado que eso es exactamente lo que todos queremos. Y la psicología social está plagada de diversas investigaciones que tratan de desentrañar qué nos hace felices.
Pero, aparte de esa sensación de felicidad que produce la Navidad, ¿Ustedes se han preguntado alguna vez de dónde viene realmente esa tradición?
Cuando leemos el libro de Claude-Brigitte Carcenac Pujol, Jesús 3000 años antes de Cristo, parecería que estamos leyendo una obra escandalosa porque su investigación hace tambalear las creencias sobre Jesús. Sin embargo, leyendo el prefacio de Roland Sublon, Decano de la Facultad de Teología Católica y Profesor en la Universidad de Estrasburgo, Doctor en teología y medicina y Psicoanalista, nos dice que esta obra es un trabajo científico sobre la Biblia en la línea de la Historia de las Religiones que han sido el fruto del trabajo de muchos investigadores desde Richard Simón ((1638-1722). Especialista en lenguas semíticas, es el fundador de la crítica bíblica. Fue puesto en el índice (lista de libros prohibidos por el Vaticano) y que han venido a resquebrajar las creencias establecidas por teologías partidistas y dogmáticas que han dominado los últimos 1500 años de cristiandad. Carcenac Pujol lo que da a entender es que los redactores de los evangelios, Marcos y Lucas en particular, eran conocedores de los mitos egipcios y su formulación literaria. Es decir, que del estudio del Nuevo Testamento y de la mitología egipcia se deduce que los evangelios están influenciados por los mitos egipcios, como también son reconocibles esas influencias en los escritos del Antiguo Testamento. Esta obra de Carcenac lo que hace es resaltar, si cabe, lo que es un hecho evidente: los evangelios no son palabra de Dios, ni han caído del cielo, sino que son el relato de un conjunto de acontecimientos contados bajo la influencia de las mitologías religiosas de su entorno.
Así, en el prólogo del libro, Llogari Pujol[1] nos hace caer en cuenta de algo que los que hemos leído los Evangelios, y sin necesidad de ser eruditos, ya sabemos: que es bien poco lo que se sabe realmente de Jesús de Nazaret, cuyo nacimiento significó el comienzo de una era nueva para gran parte de la Humanidad. Nació en Belén, siendo bebé lo llevaron a Egipto y reaparece

a los 12 años en el templo y a los 30, más o menos, predicando en los caminos y pueblos de Galilea a Judea hasta su crucifixión unos tres años después. Nada más.
Como dice Pujol, <<Su vida está narrada en cuatro libros que dan visiones distintas del mismo personaje, que hacen hincapié sobre un determinado aspecto de la biografía y olvidan otros, que no coinciden entre ellos. Los cuatro juntos nos ofrecen una proyección en relieve de Jesús, cuya aparente consistencia se desvanece a poco que abramos una puerta y dejemos entrar la luz; en los evangelios, la marcada intención apologética de sus autores encubre, enmascara o, simplemente, elude la crónica puntualmente histórica>>
Y, efectivamente, a lo largo de los últimos siglos se ha investigado mucho para tratar de saber quiénes escribieron realmente los evangelios, en qué años o en qué ciudades, e incluso en qué orden. Y ninguna de estas preguntas ha sido respondida satisfactoriamente por los científicos hasta el momento. Para los investigadores alemanes, británicos y norteamericanos que se ocupan del tema una cosa está meridianamente clara: el Jesús de la Historia y el Jesús de la Fe no son el mismo; también están convencidos de que los evangelios fueron escritos por grupos de personas de una colectividad y no cada uno por un individuo; y además, distinguen entre las palabras que Jesús pronunció y las que se le atribuyen.
El estudio de la civilización del antiguo Egipto, la egiptología, se inició en Europa después que Napoleón Bonaparte llevó a cabo su campaña en Egipto (1798), y gracias al sorprendente hallazgo de la piedra de Rosetta (1799) que contiene una inscripción en caracteres jeroglíficos, demóticos y griegos, descifrada en 1822 por Jean-Francois Champollion.


Estos estudios se han visto favorecidos por los interesantes hallazgos de los escritos de los cristianos gnósticos en los conocidos papiros de Nag-Hammadi (1945), y los de los monjes judíos de Qumran en la región del Mar Muerto (1947).
La egiptología es pues una ciencia reciente que empieza a arrojar luz sobre la trascendental importancia e influencia que debió ejercer Egipto durante varios siglos en el mundo antiguo. De hecho, Heródoto en su obra La Encuesta nos dice que los nombres de casi todos los dioses griegos llegaron a Grecia procedentes de Egipto. Y la sombra de la literatura egipcia se proyectó en obras griegas (La Odisea), judías (José y Asenet), cristianas «heterodoxas» (obras de los gnósticos de Nag-Hammadi).
Para los eruditos no es descabellado pensar que hubiera un continuo flujo entre las tres culturas que convivían en suelo egipcio: la judía, la griega y la autóctona. No olvidemos que la implantación de comunidades judías en territorio egipcio parece tener su origen en la época persa, y esto sin tener en cuenta la tradición del Éxodo en tiempos de Moisés, y que los griegos venidos con Alejandro Magno se adueñaron de Egipto (332 a. C), y lo gobernaron hasta el momento de la ocupación romana (30 a. C).
El paralelismo entre la literatura egipcia y la bíblica es tan frecuente que Llogari Pujol no duda en afirmar que los evangelistas construyeron la vida de Jesús utilizando textos egipcios, y que la Navidad del niño Dios es una tradición que tiene una antigüedad de ¡5000 años! En mis primeras lecturas, por allá en la década de los 60 del pasado siglo, ya había leído la idea de que a medida que las religiones antiguas iban desapareciendo, sus principios fundamentales se incorporaban en las nuevas formas religiosas mediante la tarea de devotos grupos de apologetas de la nueva religión que transcribían los conocimientos de antiguos mitos y religiones a su nueva tradición, para que fuera aceptada por los devotos de la tradición antigua.
Es ampliamente conocido en los estudios de la historia de las religiones y de los mitos que era normal la práctica consistente en la creación de personajes surgidos de la fusión de dos tradiciones (es el caso de Serapis, dios resultante de la fusión entre Apis y divinidades griegas; o la de San Pedro con las llaves del cielo y Anubis Psicopompe con una llave en la mano y guía de los difuntos). Se creaban versiones libres de hechos históricos; las obras apócrifas son muy abundantes. Tampoco era un hecho excepcional la interpolación de textos ajenos en la obra de un escritor reconocido, o que ciertos textos escritos por cualquier desconocido se atribuyeran a un autor de prestigio. Y, una práctica muy conocida en la cristiandad y que se ha practicado en todo el mundo y en todas las épocas, los defensores de las diversas ideologías imperantes solían eliminar, ya sea ocultándolas, ya sea destruyéndolas, las obras de sus opositores (cuando no eliminaban físicamente al contrario).
Así sucedió con la teología griega, con la judeocristiana y con la cristiana, que eran tradiciones ‘nuevas’ respecto de la egipcia, según comienzan a avalar los estudios de muchos eruditos del siglo actual.
Independientemente de lo que cada quien crea, buscar la felicidad y sentirnos felices nos hace, por lo general, más humanos. De modo que, para todos los creyentes del credo que sean


jueves, 7 de noviembre de 2013

¿ALTRUISTAS O EGOÍSTAS?

Por Jorge Eduardo Medina Barranco

Bucaramanga, 7 de noviembre de 2013

En el mes de octubre no dispuse de tiempo para escribir. Ahora en Bucaramanga he tenido un rato libre entre ayer y hoy y me dispuse a comentar un tema que me llamó la atención en mis ratos de lectura informativa. El contraste entre dos manifestaciones que diferencian, desde mi punto de  vista, lo que puede ser el comportamiento distinto entre el Homínido sin desarrollo verdaderamente humano y el Ser Humano obtenido mediante un proceso educativo y reflexivo de lo que es ser humano y sus valores más importantes.

Leyendo al conocido periodista español Juan Arias, en su blog Vientos de Brasil que escribe en el periódico español  El País, me enteré de la existencia de un ser humano extraordinario; uno de esos que pasan desapercibidos por la historia de su tiempo pero cuyas vidas han valido más que las de muchos que ocupan volúmenes de historia (estoy pensando en hitleres y estálines, que más que seres humanos se les puede clasificar como ‘animales humanos`, la más salvaje de todas las especies de nuestro planeta y que ha llegado a gobernar el mundo entero en muchos momentos de su historia con sus genocidios y barbaridades ingentes).

La entrada del blog de Arias a que me refiero tiene fecha 17 de octubre de 2013, y se titula “Sólo les hablo de mi Dios si me preguntan”.

En él nos habla del fallecimiento de la hermana Genoveva:

<<Ha hecho bien, el teólogo Leonardo Boff , en recordar en su blog el ejemplo de Genoveva que, llegada hace sesenta años, desde Francia, a la perdida aldea indígena de los Tapirapés, una comunidad en extinción, vivió entre aquellas gentes no para “convertirlas” sino para ayudarlas a no desaparecer, para devolverles su dignidad perdida. Vivió para ellos y con ellos. Trabajaba como ellos, junto a ellos. Compartía su comida, vivía en una choza como la de sus hermanos indígenas, y dormía como ellos en una hamaca>>

Se arrodillaba a rezar en silencio en su choza, lejos de la mirada de su comunidad indígena, porque su intención no era ‘evangelizadora’, sino de altruismo humano, esa extraña cualidad que el homínido no entiende porque él sólo sabe de ‘conversiones’, ‘conquistas’ y ‘atropellos civilizadores’ que encajen en los engranajes de su capitalismo salvaje o de sus dogmáticas creencias.

Deben existir muchos más seres humanos así, ignorados por la prensa mundial y el gran público y que, precisamente por su condición humana humilde, pasan desapercibidos para la mayoría de personas del mundo. Construyamos un mundo más humano no puede pasar por alto esta bella historia y me hago eco de ella.

Entregar la propia vida para ayudar a otros, como un maestro zen se entrega a la meditación, sin la búsqueda de provecho personal: ¿habrá mayor expresión del significado humano de compasión y amor fraterno que vidas como la vida de la hermana Genoveva? Que el supuesto amor al dios o no dios de cada uno nos condujera a todos por caminos semejantes de compasión, amor y fraternidad sería la mayor revolución pacífica de la humanidad, construiríamos un mundo más humano.

En el lado opuesto de este relato encontramos el impactante análisis del premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa, en su blog de El País del 3 de noviembre de 2013, titulado Los parias del caribe, del desatino, en palabras de Vargas Llosa, de la sentencia del Tribunal Constitucional de la República Dominicana sobre el caso de Juliana Regis Pierre, joven dominicana de padres haitianos que parece haber cometido el ‘terrible delito’ de que sus padres fuesen en República Dominicana lo que suele llamarse ‘inmigrantes irregulares’, y le niegan la nacionalidad porque sus padres tienen una ‘situación irregular’

<<La sentencia del Tribunal Constitucional dominicano es una aberración jurídica y parece directamente inspirada en las famosas leyes hitlerianas de los años treinta dictadas por los jueces alemanes nazis para privar de la nacionalidad alemana a los judíos que llevaban muchos años (muchos siglos) avecindados en ese país y eran parte constitutiva de su sociedad>> nos comenta Vargas Llosa remontándonos a uno de los episodios más tenebrosos de la historia.

Y no solo lo analiza desde esa perspectiva, sino que también nos recuerda anteriores  episodios históricos de la barbarie humana: <<Es decir, hay que hacer pagar a los hijos (o a los nietos y bisnietos) un supuesto delito que habrían cometido sus antepasados. Como en la Edad Media y en los tribunales de la Inquisición, según esta sentencia, los delitos son hereditarios y se transmiten de
padres a hijos con la sangre>>

Y el resultado de tan bárbara sentencia sería convertir a unos 200.000 dominicanos de ancestros haitianos en apátridas incapacitados para obtener cualquiera de los derechos contemporáneos que las naciones que reconocen los Derechos Humanos conceden a sus ciudadanos. Serían personas que no existirían para el mundo.

Y lo profundamente triste es que no hay sociedad ni país, por civilizado y democrático que sea, donde no se vean estos actos que persiguen a ciudadanos por motivos racistas o xenófobos.

¿Qué mundo más humanos se puede construir de esa forma? Meditemos.

lunes, 30 de septiembre de 2013

INTRODUCCIÓN AL GNOSTICISMO, La Práctica Gnóstica, La Meditación

INTRODUCCIÓN AL GNOSTICISMO

La Meditación

Por Jorge Eduardo Medina Barranco

 Rionegro, agosto 30 de 2013

Me encuentro en Rionegro, Antioquia, en mi gira por Colombia dirigiendo talleres para trabajar en el despertar de la propia conciencia con todos aquellos inquietos en querer ‘reprogramar’ su camino para conectar con su Espíritu Interior. La tercera práctica gnóstica que comentaré en este escrito es la de la meditación.

En el mundo antiguo que ya hemos mencionado (Una Mirada a la Antigüedad) surgió una práctica para la conexión con el Ser Interior, que ha originado muchas variantes a lo largo de los siglos: la meditación.

La meditación no es sólo una práctica de propósitos religiosos, sino que está también enfocada al mantenimiento de la salud física o mental. Pero, por sobre todo, la meditación es una práctica fundamental si quieres realizar un cambio radical, total y definitivo en ti mismo.


¿Cuántas veces has sentido que necesitas descansar del correr incesante de la vida moderna? ¿Cuántas veces has querido salirte del ruido y entrar en el silencio? pero tus pensamientos no paran de repetir cosas que ya no quieres escuchar. Es muy común en nuestros días encontrarse tenso o malhumorado y no saber qué hacer para aliviar la situación. Estamos viviendo una vida tan acelerada y con tantas tensiones que cada día son más las personas que caen en el tan temido estrés, mal común en nuestros días. La meditación es la herramienta para salir de esos estados físicos y psicológicos indeseados.

El hombre moderno ha olvidado introducirse en sí mismo, ha olvidado ir al lugar en donde está su mayor fortaleza y su fuente de sabiduría. La vida moderna parece estar hecha para evitar, en todo momento, la mirada interna. Se han alcanzado grandes logros en el campo de la tecnología pero no sabemos introducirnos en nosotros mismos, no sabemos buscar la fuente que nos calma la sed y nos da el equilibrio necesario para vivir mejor: nuestro propio Ser.

La gran aventura interna comienza con la meditación. Esta es la puerta de entrada a los parajes secretos de tu mundo interno. Es el método que te lleva al contacto con tu propia fuente de vida. Cuando decides meditar, estás encaminándote al reino de la luz y del amor, porque solo en lo profundo de tu corazón encontraras el equilibrio y la felicidad que has estado buscando.

Esta técnica se explica según la corriente de pensamiento que la adopta, pero en cualquier caso incluye un estado de atención concentrada, ya sea sobre un objeto externo, sonido, pensamiento, la propia consciencia, o el propio estado de concentración. Por ello, existe una amplia variedad de guías y enseñanzas para la meditación, que van desde las que se presentan en las religiones hasta las terapéuticas, pasando por las ideologías propias de individuos que la enseñan como ´maestros’ de esa experiencia. Estudios científicos actuales han demostrado que algunas técnicas de meditación pueden ayudar a mejorar la concentración, la memoria, mejorar el sistema inmunitario y la salud en general, disminuyendo el estrés y generando una sensación de paz y bienestar.

Respecto de la meditación Zen, por ejemplo, el maestro Taisen Deshimaru dice:

<< El secreto del Zen consiste en sentarse, simplemente, sin finalidad alguna ni espíritu de provecho, en una posición de gran concentración. Esta forma desinteresada de sentarse se llama za-zen; za significa sentarse y zen meditación, concentración… La práctica del za-zen es de gran eficacia para la salud del cuerpo y del espíritu… >>

Las técnicas de aproximación a la meditación varían desde las que se basan en observar la respiración, en visualizar algún pensamiento positivo o imagen inspiradora, sobre acontecimientos agradables o desagradables de la propia vida, en enfocar algún objeto o imagen (como un mándala), o invocaciones. También existen las meditaciones sin objeto, desenfocando la tensión mental.

Pero necesitamos volvernos serios y dejar a un lado todas las tonterías que abundan en el pseudo-gnosticismo, en la pseudo-religiosidad y en el pseudo-esoterismo barato. 

Hay que saber ser profundamente serios practicando la meditación para poder cambiar radicalmente si es que en realidad de verdad queremos encontrar el conocimiento gnóstico.

Quien no sabe meditar es superficial, es ignorante del camino de transformación interior, no podrá eliminar las características psicológicas equivocadas que forman eso que se llama ‘ego’, raíz del indeseado egoísmo que abunda en el seno de nuestras sociedades consumistas; quien no sabe meditar será siempre un leño impotente entre el furioso mar de la vida.

Existe muchísima literatura sobre la meditación, pero la mejor forma de aprender algo es haciéndolo, así pues, la mejor forma de aprender a meditar es meditando. Los invito a que se apunten en algún grupo de meditación, aprendan la técnica y la lleven a su vida diaria meditando en el propio hogar.

sábado, 14 de septiembre de 2013

INTRODUCCIÓN AL GNOSTICISMO, La Práctica Gnóstica

INTRODUCCIÓN AL GNOSTICISMO

La Autoobservación

Por Jorge Eduardo Medina Barranco

Bogotá, Colombia, Septiembre 14 de 2013

Como pueden observar en lugar y fecha de este artículo, estoy en Bogotá donde me encuentro atendiendo compromisos familiares en medio de una gira por varias ciudades de Colombia para dictar talleres de ‘Objetivos Espirituales’, ‘Ontología del Lenguajes’ y ‘Educación Fundamental’. La segunda práctica gnóstica que comentaré en este escrito es la de la autoobservación. Es una práctica tan importante en el proceso de observación gnóstica, que merece un apartado específico. Tan importante que en gnosticismo se considera un sentido más de nuestro funcionamiento corporal: el sentido de la autoobservación, y quien no practique esta técnica no desarrolla este sentido y no puede considerarse ‘gnóstico’.

2º La Autoobservación
Si buscamos en la web, encontraremos mucha información sobre esta práctica. 
podemos encontrar un amplio artículo sobre el tema desde la perspectiva psicológica, en la que se abordan temas como la definición, ámbito de aplicación, cómo desarrollar el método, presentación de la técnica, definición de la conducta objetivo, entrenamiento del sujeto para que preste atención a la aparición de las respuestas problema, selección del método de medición y del instrumento de registro, problemas metodológicos, nombres referencia que se supone conocen los estudiantes de psicología, pero todo desde la perspectiva clínica como una terapia para modificación de la conducta bajo la dirección de un profesional de la psicología.
Según la página Web referida, la utilización de la observación de la propia conducta, a partir de los años 70 (explosión de las técnicas de autocontrol), se hizo cada vez más frecuente dentro del ámbito de la modificación de la conducta. Define la autoobservación como:
 
<<Consiste en tratar de atender deliberadamente a la emisión de la propia conducta y registrar esa emisión a través de algún procedimiento previamente establecido>>

Y plantea los dos procesos que implica:
Ø  Discriminar la presencia o ausencia de la conducta objetivo (la respuesta puede ser fisiológica, cognitiva, emocional o motora).
Ø  Registrar la emisión de la conducta.
Pero en estas referencias universitarias siempre hecha uno en falta la referencia a conocimientos más antiguos sobre el mismo tema, de modo que los estudiantes universitarios ignoran el verdadero origen de dichos conocimientos. Uno de los ‘problemas’ que parecen encontrar los ‘doctos’ con estas referencias antiguas es que parecieran tener una aplicación de tipo ‘místico’, y lo místico se refiere a lo ‘espiritual’, y si eres ‘docto’ no puedes ser ‘espiritual’. Gran cantidad de sabios y científicos del presente y del pasado que he estudiado en mi vida, no parecen tener conflictos entre lo espiritual y lo material; pero el dogma materialista se ha sembrado en las universidades y ha proliferado como las malas hierbas en el monte.
Uno de los principales difusores de este conocimiento de la práctica de la autoobservación en occidente fue el filósofo y escritor ruso Piotr Demiánovich Ouspenski (Moscú, 1878 – Surrey, Inglaterra 1947), quien a su vez la conoció del escritor y maestro místico George Ivánovich Gurdjíeff (Alexándropol [actual Gyumrí, Armenia] 1872 – París, 1949) con quien se encontró por primera vez en 1915. Yo la conocí en la década de los 60 cuando el maestro gnóstico Samael Aun Weor incorporó a sus enseñanzas místicas esta práctica de la autoobservación y de la división de la atención (Ver Mensaje de Navidad 66-67, por ejemplo), y de las enseñanzas de Ouspenski y el maestro Gurdjíeff.
En “Fragmentos de una Enseñanza Desconocida” leemos de Ouspensky:
<< El principio “Conócete a ti mismo” tiene un contenido muy rico. En primer lugar exige, del hombre que quiere conocerse, que comprenda lo que esto quiere decir, en qué conjunto de relaciones se inscribe este conocimiento, y de que depende necesariamente.
El conocimiento de sí es una meta muy alta, pero muy vaga y muy lejana. El hombre en su estado actual está muy lejos del conocimiento de sí. Por eso, estrictamente hablando, la meta del hombre no puede ser el conocimiento de sí. Su gran meta debe ser el estudio de sí. Para él será más que suficiente el comprender que tiene que estudiarse a sí mismo. La meta del hombre debe ser el comenzar a estudiarse a sí mismo, a ‘conocerse a sí mismo’, de una manera conveniente.
El estudio de sí es el trabajo o la vía que conduce al conocimiento de sí.
Pero para estudiarse a sí mismo es necesario ante todo aprender cómo estudiar, por donde comenzar, qué medios emplear. Un hombre tiene que aprender cómo estudiarse a sí mismo y tiene que estudiar los métodos del estudio de sí.
El método fundamental para el estudio de sí es la observación de sí
Y dos métodos de observación de sí: el primero es el análisis… Y el segundo es el método de las constataciones, que consiste solamente en registrar, en grabar en la mente, en el momento mismo, todo lo que uno observa”. >>
Los cambios de color y los subrayados, evidentemente, son míos.
El aforismo griego "Conócete a ti mismo" (γνῶθι σεαυτόν) estaba inscripto en el pronaos del templo de Apolo en Delfos y se considera que dicho aforismo tiene más de 2500 años de antigüedad. Y en esa época también se conocía esa práctica en la India y China. Y quien sabe en cuantos más lugares del mundo.
¡Pero parece que sólo son válidas las referencias universitarias del siglo XX!
Maqueta del Santuario de Apolo, en Delfos
Si queremos cambiar de nivel de Ser y conectar con nuestro Espíritu Interior, debemos observar nuestro programa mecánico (ver artículo anterior La Práctica Gnóstica, 1º Estudiar) mediante la práctica de la autoobservación, para poder conocer directamente ese programa y, aprendiendo las técnicas adecuadas, modificarlo en la dirección de nuestro interés.
Sólo así se producirá en nosotros la iluminación espiritual. Nadie puede hacer por uno mismo esa tarea. Por más que se esfuercen en soñar con pastillitas para aprender a leer, si no estudian no aprenderán a leer. Por más que sueñen con la iluminación como un proceso caprichoso que concede un ser divino fuera de mí, sin saber cómo ni por qué, de manera arbitraria, nunca despertarán conciencia ni lograrán la iluminación. Para muchos iluminados la vida cotidiana probablemente no cambiará en lo sustancial, pero la verán de otra manera, a la luz del Ser Espiritual.

jueves, 22 de agosto de 2013

INTRODUCCIÓN AL GNOSTICISMO, La Práctica Gnóstica

INTRODUCCIÓN AL GNOSTICISMO
La Práctica Gnóstica
Por Jorge Eduardo Medina Barranco

Rionegro, Antioquia, Colombia, agosto 22 de 2013

Páramo de La Culata
Hoy no les voy a escribir directamente sobre una de las prácticas gnósticas necesarias para lograr “iluminación”. Como observan en lugar y fecha, me encuentro en Rionegro, ciudad situada en la hermosa subregión del oriente del departamento de Antioquia. Estoy viajando por Colombia para realizar Talleres de Desarrollo Humano. Acabo de llegar, procedente del bellísimo Páramo de la Culata a pocos minutos de la ciudad de Mérida (capital del Estado Mérida, Venezuela) en donde estuve dirigiendo un Retiro Espiritual. Desde que uno sale de la ciudad de Mérida empieza a disfrutar del extraordinario paisaje, de las bellas casas típicas de la zona, y de un clima bastante agradable. Estos hermosos parajes Merideños transmiten claramente la grandeza de las tierras andinas donde la imponentes montañas dominan el paisaje lleno del espectacular verdor característico de la zona.                                                                  

En el Retiro estuvimos trabajando objetivos espirituales, es decir realizando dinámicas que desarrollen las capacidades que una persona ha de adquirir a partir de finalizar el taller. Estos objetivos deben hacer referencia a los comportamientos esperados para lograr un desarrollo espiritual. Estamos acostumbrados a objetivos materiales, profesionales... pero, ¿espirituales? ¿Por qué no?

En el día de hoy viajé Bucaramanga-Rionegro y mientras lo hacía leí en la revista Avianca la siguiente reflexión de Ramiro Valencia Cossio, que me tomo el atrevimiento de compartir con ustedes porque es una hermosa alegoría y espero que a su autor no le disguste que comparta con mis amigos/as:

¿Cuánto vale tu hora?

<<Un renombrado presidente ejecutivo de una empresa se encontraba en el estudio de su casa revisando unos papeles importantes. De pronto, apareció su hijo de siete años y le pregunto si podía atenderlo un momento. El ejecutivo, sin levantar los ojos de sus documentos y con tono de molestia, le respondió: “En este momento estoy muy ocupado, no quiero que me interrumpan, pero dime... ¿Qué quieres?”
El niño dijo: “Sólo quería saber cuánto ganas por hora”. Con la misma actitud, el padre le respondió de manera seca: “¿Hijo, qué querías decirme?”
El niño lo miró amorosamente y le contestó que necesitaba 50 dólares. El padre los sacó de su billetera y se los entregó. El pequeño abrió el cajoncito de su mesa de noche y sacó otros 50, en billetes arrugados, que había ahorrado de sus mesadas.
Otra vez el padre enojado le increpó: “Si ya tienes cincuenta, ¿Para qué quieres otros cincuenta?” Su hijo lo miró con ternura. “Papito, quería reunir 100 para pagar una hora de tu tiempo y así puedas estar conmigo”
En este mundo de la velocidad, de lo inmediato, de lo pasajero, de lo desechable; en esta sociedad en la que la búsqueda del dinero, del poder y de la fama se convirtió en prioridad, lo único que nos hace falta es tiempo. ¡Estamos tan ocupados!

¿Cuánto hace que no llamas a tu amigo? ¿Cuánto hace que no lo invitas a tomar un café o beber una cerveza? ¿Cada cuánto visitas a tus padres o te ves con tus hermanos? ¿Los llamas al menos? ¿Cuánto tiempo dedicas diariamente a jugar con tus hijos o a escucharles sus cuentos y sus travesuras?
No tenemos tiempo ni para nosotros mismos. Qué terrible sería que cualquiera de nuestros seres queridos, de nuestros hijos, de nuestros hermanos o amigos nos preguntaran ¿Cuánto vale tu hora?>>
Si no tenemos tiempo para cosas tan importantes para nuestra vida diaria en el mundo emocional ¿Creen ustedes que sacaremos tiempo para nuestra vida espiritual? Hemos volcado la vida en los bienes materiales, y el dinero es su patrón de medida. No nos alcanza el tiempo para conseguir los medios para vivir esa vida material que todo el mundo apetece y que nos ofrecen los medios de comunicación masiva, y en ese camino destrozamos nuestra vida emocional y renegamos hasta la renunciación total de nuestra vida espiritual.
¿Cómo podemos así hacer un mundo más humano?

martes, 30 de julio de 2013

INTRODUCCIÓN AL GNOSTICISMO, La Práctica Gnóstica: El Estudio

INTRODUCCIÓN AL GNOSTICISMO
La Práctica Gnóstica: El Estudio
Por Jorge Eduardo Medina Barranco
Breña Baja, julio 30 de 2013



Para concluir este pequeño viaje guiado de Introducción al Gnosticismo al que les invité en mi artículo del 14 de mayo de este mismo año (¿Qué es el Gnosticismo?), diré lo evidente: para ‘conectar’ con el Espíritu en nuestro interior (el cristiano religare de Lactancio, ligar, atar fuertemente; para una mayor amplitud etimológica visitar http://www.hispanoteca.eu/Foro-preguntas/ARCHIVO-Foro/Religi%C3%B3n-religare-relegere.htm) se necesita la práctica. La teoría por sí sola no puede traer nada excepto, quizás, un disfrute intelectual de parte de los que la entiendan. Los grandes sabios, los grandes científicos, los grandes profesionales, los grandes seres humanos, no sólo han llegado a poseer un buen conocimiento teórico de sus respectivas  ramas de estudio, sino que han llevado este conocimiento a la práctica. La gnosis es un conocimiento eminentemente práctico. No se experimenta el Ser Interior, el Espíritu, desde la teoría. Páginas y páginas enteras, llenas de teoría y más teorías que no llegan a ninguna conclusión práctica. Teorías ampulosas y nada de realizaciones efectivas del SER. Hay que ser práctico, querido lector; no más teorías, no más vaguedades.
Así pues, ¿Qué prácticas corresponden al gnosticismo? Comentaré 5 indispensables, que se van realizando casi simultáneamente, porque algunas son previas a otras. Las ‘prácticas’ que comentaremos son verdaderas herramientas cuya técnica debemos aprender y dominar con maestría para llegar a nuestro Ser Interior.
1º Estudiar
La primera herramienta es, lógicamente, estudiar. Para no complicarlo mucho, atengámonos a la definición de la Real Academia Española: 1. tr. Ejercitar el entendimiento para alcanzar o comprender algo. 3. tr. Aprender. 4. tr. Observar (examinar atentamente). Así que el ‘gnóstico’ observa para aprender y alcanzar la comprensión.
¿Qué observa el gnóstico? El gnóstico examina atentamente al observador y a lo observado. El observador es uno mismo y lo observado es el universo y todo lo que contiene, incluidos nuestros semejantes y uno mismo. Observamos las relaciones de uno consigo mismo y con los demás. Observamos la materia y la energía. Buscamos observar que hay más allá.
En terminología contemporánea, podríamos decir que el estudiar gnóstico es un proceso de tipo PNL (Programación Neuro Lingüística):
P: Estamos programados (en sistemas informáticos corresponde al software) por unos aprendizajes culturales a través de los cuales actuamos; trabajando sobre esos programas que nos hacen funcionar mecánicamente (en gnosticismo se les conoce con el nombre de ‘yoes’), podemos cambiar de nivel de Ser pasando de un estado actual a un estado deseado. Hay programas que nos ayudan a ir hacia lo que queremos y otros que nos alejan de nuestros objetivos. Los programas se forman en nosotros a través de nuestros filtros neurológico y lingüístico. Por ejemplo, para adquirir conocimientos necesitamos disponer de tiempo, dinero y ganas de aprender; esta sería una estrategia programada.
N: Cada uno de nosotros establece sus filtros mentales procesando millones de bits de datos absorbidos por nuestros sentidos. Esta información que recogemos mediante los sentidos la almacenamos en el sistema neuronal creándonos un ‘mapa’ del mundo. Nuestro primer mapa se construye por imágenes internas, sonidos, y sensaciones (táctiles, gustativas y olfativas) derivadas de nuestras percepciones del mundo exterior. Ese primer mapa forma nuestro filtro neurológico. Para entendernos, un cristiano ve el mundo con un mapa, un musulmán lo ve con otro mapa, un budista lo ve con un mapa diferente; los europeos ven el mundo con sus mapas, los americanos lo ven con otros mapas, los asiáticos con mapas diferentes y así sucesivamente por países, regiones, pueblos y hasta familias, hasta llegar a nuestro mapa personal del mundo. Las personas elaboramos nuestro mapa según nuestras vivencias. Pero el ‘mapa’ no es la REALIDAD: el mapa es únicamente nuestra interpretación personal de la realidad. Ningún mapa es verdadero porque todos son parciales, ninguno contiene la representación de toda la realidad. Afortunadamente, los mapas se pueden cambiar, ampliar y enriquecer.
L: A esta información recibida por nuestro sistema neurológico le asignamos un lenguaje, que aprendemos de nuestro entorno más inmediato. Constantemente nos estamos comunicando con el entorno, de forma verbal y no verbal.
Todo esto significa que el gnóstico debe aprender cómo empleamos nuestros sentidos tanto externa como internamente para construir nuestros pensamientos y sentimientos, y cómo se relaciona el lenguaje con el pensamiento y el sentimiento; debe aprender sobre los diversos estados de la mente, cómo los evocamos y cómo podemos usar estos estímulos para acceder a los estados de plenitud de recursos de nuestros cerebro a voluntad; debe saber cómo pensar en sistemas más que en meras causas y efectos, encajando entorno, comportamiento, capacidad, creencias e identidad personal; debe aprender cómo el lenguaje acota nuestra experiencia y cómo podemos rebasar esos límites; debe saber cómo aprender métodos que le permitan conectar con sus experiencias más internas y así acceder a sus recursos inconscientes.
En fin, debe aprender a transformar el significado de todas sus vivencias en un proceso que, continuando con terminología contemporánea, podríamos denominar ‘Coaching contigo mismo’ y que transformaría nuestro propio ser mediante un conocimiento que nos permite hacer cambios que terminan conectándonos con nuestro Espíritu Interior.
¿Qué habilidad nos desarrolla este estudiar gnóstico? Ni más ni menos que la sabiduría, conocimiento profundo que se adquiere a través del estudio y de la experiencia.
Ya el maestro Sócrates de Atenas (470 — 399 a. C.) nos enseñó que el saber va entreverado de ignorancia: no siempre se sabe decir lo que se sabe, ni se sabe del todo lo que se quiere decir. La sabiduría de Sócrates no consiste en la simple acumulación de conocimientos, sino en revisar los conocimientos que se tienen y a partir de ahí construir conocimientos más sólidos, lo que le convierte en una de las figuras más extraordinarias y decisivas de toda la historia, a la vez que es un extraordinario ejemplo de unidad entre teoría y práctica, entre pensamiento y acción; la conducta de su vida se rige por su conocimiento y su gran legado fue la mayéutica.
Es más fácil la erudición, estático archivo que por mucho que su poseedor se enorgullezca hoy le supera con creces el más sencillo de los ordenadores, que la sabiduría que digiere el conocimiento y lo convierte en plataforma de otro conocimiento. En la era de las nuevas tecnologías informáticas la erudición está en saber buscar la información y la sabiduría en ponerla en práctica. Mucho de lo que pasa por sabiduría no es sino pedantería academicista, ese tipo de ignorancia que distingue a muchos universitarios y escritores de hoy día.
Pero sepamos escuchar a los viejos sabios. El maestro Confucio (551 - 479 a. C.) dijo a su discípulo Tse-lu:
<< ¿Has oído hablar alguna vez sobre los seis absurdos y sus consecuencias? El discípulo respondió: nunca he oído hablar de esto. Entonces, dijo el maestro, ven acá, que te lo voy a explicar. El primer absurdo consiste en pretender alcanzar el bien prescindiendo del estudio, y su consecuencia es la decepción; el segundo consiste en intentar alcanzar la ciencia sin entregarse al estudio, lo que conduce a la incertidumbre; el tercero consiste en el deseo de ser sincero prescindiendo del estudio, lo que provoca el engaño; el cuarto consiste en pretender obrar rectamente sin haber recibido la instrucción adecuada; el quinto consiste en querer compaginar el valor con la incultura, lo que da lugar a la insubordinación; finalmente, si se desea alcanzar la perseverancia prescindiendo del estudio, se cae en la testarudez y obcecación>>
Lun-Yu, traducido como “Discusiones sobre la Palabra”, de Confucio

lunes, 15 de julio de 2013

INTRODUCCIÓN AL GNOSTICISMO, La Filosofía Perenne

INTRODUCCIÓN AL GNOSTICISMO

La Filosofía Perenne

Por Jorge Eduardo Medina Barranco

Breña Baja, julio 15 de 2013

En el anterior artículo (14 de julio de 2013, Una Mirada a la Antigüedad) dije:

<<Nosotros usamos la palabra gnosis para referirnos a ese conocimiento antiguo del Ser Interior que se ha dado en llamar la filosofía perenne, porque estaba presente, de alguna forma, en la mayoría de las culturas que se habían originado en aquellos tiempos prehistóricos>>

Subrayo la filosofía perenne porque hoy comentaré un poco sobre ello. El 23 de noviembre de 2003 escribí un artículo sobre la filosofía perenne y lo que escribo a continuación se basa en ese escrito, publicado en mi libro ‘MISIÓN, Mensajes del sendero gnóstico’, publicado en el año 2007.

El termino philosophia perennis, empleado en un sentido filosófico mucho mas amplio que el uso escolástico cristiano, por Gottfried Leibniz, filósofo y matemático alemán de los siglos XVII y XVIII, fue  ampliamente difundido a través del libro de Aldous Huxley “La filosofía perenne” publicado en 1945. Citando profusamente a místicos y maestros espirituales, fundamentalmente de las tradiciones india, budista, taoísta, judía, cristiana e islámica, Huxley encuentra y desarrolla numerosos temas clave comunes a todas ellas, aunque no siempre destacados en las versiones institucionales de dichas religiones.

En épocas más recientes, según leí en algún artículo, el autor y filósofo norteamericano Ken Wilber, quien ha tratado de integrar las percepciones psicológicas occidentales con la espiritualidad oriental, identificó algunos de los principios básicos de la Filosofía Perenne y que podemos expresar de la siguiente manera:

1.            El Espíritu existe.
2.            El Espíritu se encuentra en nuestro interior.
3.            La mayoría de seres humanos no son conscientes de este Espíritu interior, porque viven en un estado decadente o ilusorio, lleno de sufrimiento.
4.            Hay una forma de salir de este estado decadente, de auto-engaño y sufrimiento,
               hay un Camino hacia nuestra liberación.
5.            Si seguimos este camino hasta el final, el resultado es un Renacimiento o Iluminación, una experiencia directa del Espíritu interno, una Liberación Suprema que
6.            Marca el fin de la decadencia y el sufrimiento y
7.            Resulta en una acción social de misericordia y compasión en nombre de todos los seres sensibles.

Para ser gnóstico hay que ser una persona culta, es decir, dotada de conocimientos,  libre de creencias y dogmas y buscador de la experiencia directa del espíritu interno.  Pero, ¿qué conocimientos deben tener los estudiantes gnósticos?  La lengua española nos define la palabra ‘conocimiento’, entre otros usos, como

<<conjunto de saberes que se tienen sobre una ciencia o arte sabiendo con detenimiento de lo que se trata>>

Y la ‘cultura’, como

<<conjunto de rasgos distintivos, espirituales y materiales, intelectuales y afectivos, que caracterizan a una sociedad o grupo social en un periodo determinado;  El término ‘cultura’ engloba, además, modos de vida, ceremonias, arte, invenciones, tecnología, sistemas de valores, derechos fundamentales del ser humano, tradiciones y creencias;  A través de la cultura se expresa el hombre, toma conciencia de sí mismo, cuestiona sus realizaciones, busca nuevos significados y crea obras que le trascienden>>

En síntesis, ciencia y arte, filosofía y religión: y a eso llamamos nosotros Gnósis. Pero es evidente que, como bien lo afirma RafaelEcheverría en su Ontología del Lenguaje, vivimos en mundos interpretativos, y eso hace que no haya una gnosis, sino que de la interpretación personal de la experiencia directa del espíritu divino surjan diferentes explicaciones que crean corrientes gnósticas diferentes: ciencias y artes, filosofías y religiones que intentan explicar desde la experiencia de un ser humano, varón o hembra, esa tremenda conmoción interior que produce la experiencia de lo real dentro de sí mismo.

 Y que luego, desde la ignorancia de dicha experiencia personal, muchos adeptos a las enseñanzas del ‘maestro/a’ forman comunidades (filosóficas, religiosas, artísticas, científicas, secretas, públicas, etc.) que postulan como dogmas de fe esa experiencia divina, y en cuyo nombre se ha hecho muchas veces un daño irreparable a la humanización de las personas. Cualquier persona verdaderamente culta sabría que la Gnosis no es propiedad de nadie, porque el conocimiento no puede ser propiedad exclusiva de nadie, sino que han sido formas de entender la vida humana en su conjunto desde una experiencia iluminadora, que ha creado diferentes escuelas de pensamiento, sistemas o corrientes dedicadas al estudio de la Gnosis, y que los fanáticos y dogmáticos terminan convirtiendo en armas arrojadizas para destruir a todos los que no comparten su interpretación personal de la experiencia iluminadora de otro ser.

Los diccionarios de la lengua castellana, todavía inmersos en la incultura histórica sobre el gnosticismo derivada del fanatismo religioso del obispo Ireneo de Lyon (Esmirna Asia Menor, c. 130 - m. Lyon, c. 202), suelen definir el término ‘gnosticismo’ como <<Escuela cristiana herética que pretendía conocer por la razón las cosas que sólo se pueden conocer por la fe>>, dando una definición muy ‘católica’ del término, imposición del Imperio Romano que todavía gobierna con sus dogmas las creencias occidentales.

 En los tiempos actuales, analizar y definir el término ‘gnosticismo’ desde una perspectiva dogmática de fe católica es un anacronismo cultural. El término ‘gnosticismo’ debe estudiarse y entenderse desde la gnoseología o epistemología (del griego, episteme, 'conocimiento'; logos, 'teoría'), rama de la filosofía que trata de los problemas filosóficos que rodean a la ‘teoría del conocimiento’: libre de dogmas y fanatismos, y buscando la experiencia personal del ‘Espíritu’ interior.