Por Jorge Eduardo Medina Barranco
5 de febrero de 2017, Breña Baja, Tenerife, España
LA NUEVA ERA
Ayer 4 de febrero de 2017 la comunidad gnóstica samaeliana
celebramos el inicio del año 56 de la Nueva Era de Acuario. La Era de Acuario
es una de las doce eras astrológicas o zodiacales, definidas por el concepto de
«gran año» o «ciclo equinoccial», determinado por el fenómeno astronómico de la
precesión de los equinoccios.
Las ideas acerca de las eras astrológicas, entre las que se
encontraría la nueva Era de Acuario, no tienen sustento científico y, por ende,
no se las considera pertenecientes al campo de la astronomía, sino del
ocultismo, la teosofía y la astrología, siendo la astrología el conjunto de
creencias que parten de la premisa de que los fenómenos astronómicos tienen
influencia en los asuntos humanos.
En astronomía, el zodiaco o zodíaco es una banda de la
esfera celeste de 18 grados de ancho centrada
en la eclíptica, la cual no es fija,
sino que se desplaza ligeramente con el tiempo sobre el fondo del cielo. Esta
banda se divide en 12 partes iguales llamadas "signos zodiacales",
tomando como referencia el punto Aries, el punto de intersección entre la eclíptica y el ecuador celeste. De este modo, cada uno de los 12 signos
comprende exactamente un arco de 30 grados de longitud eclíptica y 9 grados de
latitud eclíptica.
En astrología, el zodiaco está basado en la división en doce
partes iguales de la banda celeste sobre la cual trazan sus trayectorias el
Sol, la Luna, y los planetas, avanzando un sector por cada mes del año. Cada
sector contiene la constelación tradicional a la que debe su nombre. Como las
áreas de la esfera celeste que se definen como zodiaco en astronomía y en
astrología son distintas, los signos zodiacales dados y las constelaciones de
su mismo nombre cubren áreas distintas de la esfera celeste.
El zodiaco posee una importancia fundamental en la
astrología occidental. Otras culturas con tradición astrológica como la china
otorgan también una importancia especial a esta región del cielo, aunque
definen un zodiaco diferente.
Esta definición algo subjetiva del zodiaco astrológico ha
hecho que surjan diferentes fechas de la entrada de la nueva Era de Acuario y,
según los cálculos de diferentes astrólogos, las fechas más probables para
entrar en la Era de Acuario podrían ser el año 2638 (Elsa M. Glover), 2658 ((Max Heindel) o 2080 (Shepherd Simpson), aunque muchos piensan que el cambio de era
tuvo lugar a mediados del siglo XX, como Serge Raynaud de la Ferrière el 21 de
marzo de 1948 y Samael Aun Weor el 4 de febrero de 1962.
De acuerdo a las creencias astrológicas, cada Era Astrológica
trae aparejada consigo determinadas influencias que afectan al comportamiento
humano, y que estaría ya empezando a notarse en aspectos como el desarrollo
interno de cada individuo y los cambios sociales, culturales, científicos y
tecnológicos actuales, que llevarían asociados un tiempo de prosperidad,
abundancia y paz. Por otra parte, estas creencias esperan que la Era de Acuario
traiga consigo un cambio en la conciencia del ser humano y el surgimiento de
una edad de hermanamiento universal arraigada en la razón y la percepción
directa del corazón, lo que muchos ya han comenzado a llamar la vuelta de la
consciencia de Cristo, donde será posible solucionar los problemas sociales de
una forma justa y equitativa, y con mayores oportunidades para la mejora
intelectual y espiritual, ya que Acuario se supone es un signo científico e
intelectual.
EL NIVEL DEL SER
Un conocimiento básico de entrada a nuestra Escuela
Gnóstica, fundado en base a las enseñanzas del maestro gnóstico Samael Aun Weor, (Bogotá,
1917 - Ciudad de México, 1977) es el de los Niveles del Ser. Empecemos diciendo algo
sabido: nadie niega que existen distintos niveles de saberes. De hecho, el
poder y fortaleza del conocimiento está organizado socialmente en diferentes
grados que van desde la educación primaria a los bachilleratos y a diferentes
títulos universitarios, para luego continuar con títulos de post-grado y
doctorados.
Así pues, el conocimiento está estructurado en diferentes
niveles más o menos elevados. Sin embargo, en todos estos conocimientos no se
enseña que el Ser también puede situarse a niveles muy diferentes y que, de
hecho, dos personas pueden diferir en su Nivel de Ser mucho más que en su nivel
de conocimientos.
La gente admite que una persona pueda poseer un conocimiento vasto, que pueda ser por ejemplo un gran científico que hace progresar la ciencia, y que al mismo
tiempo pueda ser egoísta, discutidor, mezquino, vanidoso, lujurioso, etc.; Pues
bien, ese modo de ser es su verdadero Ser. Sus conocimientos son saber, pero su
comportamiento expresa su Ser.
La escuela del Sufismo, la que fue en otro tiempo
extraordinaria doctrina gnóstica del Islam, también enseña los niveles del ser, (http://www.masnavi.org/jerrahi/Textos_em_espanhol/Siete_Niveles_del_Ser/siete_niveles_del_ser.html) porque para nosotros los gnósticos lo que realmente importa de una persona es
su modo de Ser, no sus niveles de conocimientos más o menos intelectuales, ni
sus grados académicos, ni sus investigaciones científicas, ni sus aportes a las
artes, a la filosofía o a la religión, aun siendo todo esto sumamente
importante en la vida de la gente, si luego resulta que su comportamiento es de
mala persona, con intereses egoístas que
utiliza esos conocimientos para su enriquecimiento personal, para satisfacer su
vanidad, su lujuria y todas sus bajas pasiones.
Nuestra civilización actual se encuentra desorientada. Las
gentes no saben el porqué de tanta violencia, tanta corrupción, tanto desprecio
por el ser humano que se refleja en guerras, en empobrecimiento de pueblos que
creían que el mundo iba a ser mejor con todos los conocimientos adquiridos por
la humanidad. La desilusión y el desencanto se extienden por doquier y las
gentes se aferran a sus dogmas y creencias y nada cambia para mejor en sus
vidas.
Avram Noam Chomsky, el conocido filósofo estadounidense,
profesor emérito de lingüística en el Instituto Tecnológico de Massachusetts
(MIT) y activista político fuertemente crítico con el capitalismo
contemporáneo, en su obra ¿Quién domina el mundo?, recurriendo a una amplia
variedad de ejemplos, desde el programa en expansión de asesinatos mediante
drones hasta la amenaza de una guerra nuclear, pasando por los puntos críticos
que representan los conflictos de Irak, Irán, Afganistán e Israel-Palestina,
ofrece reflexiones cargadas de matices sobre el funcionamiento del poder
imperial en un planeta cada vez más caótico, a la vez que reflexiona sobre como
el grueso de la población mundial es desviada hacia el consumismo o al odio al
diferente y vulnerable, mientras las corporaciones multinacionales y los ricos
hacen, cada vez más, lo que les place.
Pobres gentes de este mundo, sufren las miserias de la vida
pero están engolosinadas con un consumismo materialista que no les resuelve su
insatisfacción y sus infelicidades. La gente no se da cuenta que lo que
realmente importa es el modo de Ser de cada persona; los pueblos son la suma de
los individuos, lo que es el individuo es la masa social y no es posible la
transformación de los pueblos, si el individuo, si cada persona, no transforma
su Ser.
¿De qué sirve entonces un cambio de Era Astrológica si los
individuos no cambian su Nivel de Ser? Realmente, el cambio de era astrológica
será como todos los Años Nuevos que celebran las gentes del mundo, solo un
cambio de calendario que no trae aparejado ningún cambio real en las vidas de
las gentes. La conciencia de las gentes no cambia de forma mecánica y
automática con el cambio de año o el cambio de era astrológica. La conciencia
humana no es un ente mecánico, la conciencia es una cualidad (la de
conocimiento que el ser humano posee sobre sí mismo, sobre su existencia y su
relación con el mundo), que no depende de los cambios astrológicos ni de ningún
otro tipo de cambio mecánico, sino que depende del Nivel del Ser.
La única forma de cambiar radicalmente todas las miserias,
desgracias e infortunios de la humanidad es cambiando radicalmente el Nivel del
Ser.
El Nivel del Ser es como escalones de una escalera que se
extiende de abajo hacia arriba, verticalmente y con muchísimos escalones: el
Nivel del Ser del borracho es diferente al del abstemio y el de la prostituta
muy distinto al de la doncella. Ningún título, grado o ascenso en el mundo
físico exterior origina un paso a un escalón superior en los Niveles del Ser:
el Nivel del Ser pertenece al mundo interior, a nuestro mundo mental, a nuestro
comportamiento moral y ético, a nuestra alma, a nuestro mundo espiritual. Para
ascender en la escalera maravillosa de los Niveles de Ser debemos cambiar
radicalmente eliminando el narcisismo psicológico de considerarnos mejor que
todo el mundo y que nadie nos ha sabido apreciar; debemos dejar de sufrir por
lo que nos hicieron, por las amarguras que nos causaron, compadeciéndonos a
nosotros mismos, sintiendo falsa piedad de nosotros mismos.
El trabajo esotérico gnóstico afirma que sólo es posible el
crecimiento del alma mediante el perdón a los demás, el amor al Real Ser
espiritual y el amor a nuestros semejantes; el sentimiento de que a uno le
deben, el dolor por los males que otros le causaron, nos impide cambiar nuestro
Nivel de Ser. Por supuesto que primero es necesario que la persona esté
consciente, se dé cuenta de su carácter y acciones y sea sincero al verse a sí
mismo.
No se puede negar que en cada ser humano está contenido un
completo potencial para la perfección espiritual, porque la Inteligencia Divina
ha puesto en nuestra Esencia humana sus propios principios creadores, a su
imagen y semejanza conforme reza la tradición (Génesis, 1:26); pero hemos
olvidado la perfección puesta en nosotros antes de llegar a este mundo de
barro, carne y hueso, porque nuestro ser físico se ha apegado a este mundo en
el cual se deja fascinar por las golosinas del consumismo, nos hace olvidar de
nuestro origen espiritual y caemos en un estado de ignorancia que nos impide
reconocer la belleza y la sabiduría oculta dentro de nosotros.
Una de las enseñanzas del gnosticismo universal es que el
ser humano tiene dos almas: una es el alma animal, y otra es el alma humana. El
alma animal es una substancia refinada creada que controla la vida, la mente,
los sentidos, sentimientos, emociones, la voluntad y el movimiento físico del
cuerpo. Y nuestro ser que se relaciona con esta alma animal, es llamado
"el ser animal", el ser que es regido por los deseos de la carne, el
cual es el primer nivel y el más bajo de los niveles del ser. Este ser debe ser
educado para que sus comportamientos sean tales que no se desarrolle el maligno
ego dominador y pueda entrar en comunicación con su propia realidad interior y
así desarrollar el alma humana, la sustancia refinada que controla las
inteligencias múltiples y que permite una vida espiritual adornada con los
dones y valores más nobles del Ser. Nuestro Ser relacionado con el alma humana
es el que nosotros llamamos “ser humano”.
Lamentablemente, la inmensa mayoría de la humanidad,
fascinada y engolosinada por los placeres del ego, vive en el ‘ser animal’
creyendo que es ‘ser humano’. El trabajo esotérico gnóstico consiste en
eliminar de nuestro psiquismo los comportamientos egoístas propios del ‘ser
animal’ y limpiarnos de sus secuelas para poder conectar con nuestro ‘ser
humano’ para así poder ascender en la escala del Nivel del Ser a esos grados
sublimes de seres superiores como los considerados seres divinos en las
diferentes tradiciones espirituales y religiosas de la humanidad.
Y pensar que esa combinación de alma animal y alma humana ha
generado el progreso que tenemos: actualmente vivimos la mejor época de la
humanidad de los últimos 3.000 años, como afirma el filósofo francés Michel Serres (Agen, Francia, 1930), uno de los grandes pensadores europeos vivos y
autor de multitud de ensayos sobre la historia de la filosofía y de la ciencia.
La percepción de que el mundo retrocede, de que nos
dirigimos hacia una suerte de caos y desastre final, es amplia. Según un
estudio del Instituto Motivaction, el 87% de la población mundial cree que, en
los últimos 20 años, la pobreza global ha permanecido igual o ha empeorado.
Los Coachs espirituales pensamos que se debe ver el lado
positivo de las cosas y no de contemplar únicamente el lado negativo, y por ello estoy de acuerdo con pensadores como Serres o con el autor sueco Johan Norberg y su reciente libro ‘Progreso: diez razones para mirar hacia adelante’,
que afirmó: “El mundo está mejorando rápidamente. De hecho, nunca antes el
mundo mejoró así de rápido. Por cada minuto de esta conversación, cien personas
salen de la pobreza”
Sabemos que el mundo no es un lugar perfecto. Ni siquiera un
buen lugar. Padecemos injusticias, guerras, hambre y violencia. Una minoría de
la población posee la mayor parte de la riqueza, mientras 760 millones —el 11%
más pobre— sobreviven con menos de 2 dólares al día. La pobreza es cotidiana.
Pero de todos los escenarios históricos mundiales que hemos conocido (no
imaginado o deseado, sino conocido) vivimos en el mejor de la historia.
El científico cognitivo y profesor de Harvard Steven Pinker (Montreal, Canada, 1954) es uno de los autores que han aportado más datos en
defensa de esta tesis. Su libro ‘Los ángeles que llevamos dentro’ trata de
demostrar que vivimos en la época más pacífica y próspera de la historia. “La
gente a lo largo y ancho del mundo es más rica, goza de mayor salud, es más
libre, tiene mayor educación, es más pacífica y goza de mayor igualdad que
nunca antes”, señala Pinker en una entrevista a EL PAÍS. “Todas las
estadísticas señalan que mejoramos. En general, la humanidad se encuentra mejor
que nunca”.
La paradoja terrible de las creencias de la gente es que los
datos dejan claro que el mundo no empeora, sino que mejora. Y los políticos
populistas se aprovechan del pesimismo y la inconciencia de la población para
hacer triunfar sus falsas tesis sostenidas con mentiras. Hasta han cambiado el
término ‘mentira’ por ‘posverdad’, recurriendo a sus tan queridos eufemismos
para no reconocer la verdad.
Si el mundo mejora como lo dicen los datos, a pesar de que
nuestra alma animal domina a nuestra alma humana, ¡Imagínense que mundo
podríamos construir si despertásemos conciencia, elevásemos nuestro Nivel de
Ser y nuestra alma humana llegase a dominar a nuestra alma animal!