sábado, 16 de julio de 2016

PAZ Y NOVIOLENCIA: La Cultura Social

14 de julio de 2016, Breña Baja, Tenerife, España

Por Jorge Eduardo Medina Barranco

La búsqueda de la Paz y la Noviolencia es una propuesta de transformación cultural para la construcción de una nueva civilización que considere la vida del planeta y las relaciones de los humanos con esa vida (que nos incluye también a todos nosotros los habitantes del planeta) de una manera diferente a como lo está haciendo nuestra barbarie civilizada contemporánea.

Esta barbarie civilizada que vivimos no es un fenómeno nuevo. Se pierde en la noche de los tiempos (Construyamos un mundo más Humano, Una Mirada a la Antigüedad, 01/07/2013 http://jmedinabarranco.blogspot.com.es/2013/07/introduccion-al-gnosticismo-una-mirada.html). Según la Teoría de la Evolución, el ser humano anatómicamente moderno[1] evolucionó de Homo sapiens en el Paleolítico medio, hace unos 200.000 años. Esta evolución señala la llegada de la subespecie Homo sapiens sapiens, es decir, la subespecie que nos incluye a todos los humanos modernos. En ese extenso período de desarrollo histórico hemos creado muchas culturas.

La antropología cultural enuncia que la cultura es el mecanismo humano de adaptación que determina la sobrevivencia de nuestra especie, que se construye social e históricamente. La cultura no es natural, es histórica, y su continuidad depende de su demostrada capacidad para permitir la vida humana en su entorno natural.

La cultura, entendida como un mecanismo de adaptación mediante el cual los seres humanos hemos construido histórica y socialmente nuestras capacidades de adaptación y sobrevivencia se remonta a la aparición de la raza, la sapiens-sapiens, como resultado de las fuerzas que impulsan el universo y, por lo tanto, las que impulsan la vida sobre el planeta. Unos creen que esas fuerzas son un dios y otros creen que fue una misteriosa "fuerza inflacionaria"[2]. Aun cuando esas teorías y creencias son interesantes, y pueden ser muy seductoras, a mí como coach espiritual me preocupa más el aquí y ahora y lo que podemos construir de futuro. No respondo a ¿De dónde vengo?, ni al problema y su origen, sino a ¿Adónde voy? ¿Qué puedo hacer con lo que tengo de ahora hacia un futuro mejor? Puestos a creer en algo, prefiero creer en una utopía de paz y noviolencia en un mundo mejor, más solidario y más justo, que en supuestas ‘verdaderas’ y ‘seguras’ respuestas al de dónde venimos.

Según algunos autores, en el proceso de adaptación, la vida se mueve en dos caminos que originan los procesos de supervivencia: conservación y cambio. Estas dos fuerzas motoras de la supervivencia viven en un continuo proceso complementario, al margen de que en determinadas circunstancias surjan acciones hegemónicas que facilitan o entorpecen el desarrollo de una de las dos fuerzas.

Este concepto de los procesos de conservación y desarrollo de la vida en una dualidad de dos fuerzas fundamentales opuestas y complementarias que utiliza la antropología contemporánea, tiene sus resonancias originales en las propuestas del taoísmo[3] y su famoso yin yang. Según esta idea, cada ser, objeto, fuerza, emoción o pensamiento posee un complemento del que depende para su existencia y que a su vez existe dentro de él mismo. La lógica deductiva nos conduce a pensar que estas dos fuerzas hacen que nada exista en estado puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una continua transformación. Además, cualquier ser o cosa puede ser visto como su contrario si se la mira desde otro punto de vista. En este sentido, la categorización sólo lo sería por conveniencia. Para la filosofía taoísta, estas dos fuerzas, yin y yang, serían la fase siguiente del desarrollo del universo y la vida después del tao, principio generador de todas las cosas, del cual surgen. Tao, tan antiguo pero que cristiano me suena: Dios y después ángeles y demonios. Y la ciencia, en vez de decir dios o tao, o lo que quiera que fuese nuestro origen, prefiere decir singularidad espaciotemporal. Y todos tan contentos, porque cada uno tiene una teoría que les explica lo que ignoran. Recuerdo de las enseñanzas de mis maestros gnósticos la frase de “Los ángeles piensan con cabeza de ángeles y los demonios piensan con cabeza de demonios, o la lógica no existe”. Los unos ven a los otros como los malos, y viceversa: ying y yang. Fuerzas opuestas y complementarias. 

La construcción de la cultura nos determina como seres de una forma distinta a los demás seres vivos. No me cansaré de repetirlo, porque es necesario que lo tengamos claro, que de acuerdo a la clasificación científica los humanos modernos somos una subespecie de la familia de los homínidos, y nuestros parientes cercanos en esa clasificación son los orangutanes, gorilas, chimpancés y bonobos. La ciencia considera que somos unos animales, pero diferentes a nuestros parientes por nuestra mayor capacidad de construcción de cultura, gracias a las estructuras diferenciales de nuestra biología[4].

Sin embargo, la cultura construida por una comunidad humana no se convierte en una característica natural, como algo inmanente a los seres humanos que nazcan de ella, sino que es una necesidad de hacer una construcción cultural para poder sobrevivir, porque sin ella no se garantiza la vida de esa comunidad particular y que debe ser transmitida culturalmente, porque al no ser una  cualidad inherente al ser humano no se hereda genéticamente. Para entendernos sencillamente: el hijo de un chino que lo educan en Estados Unidos según la cultura de ese país, racialmente será chino pero culturalmente será estadounidense, y etc., etc.

Esto hace que las características de la cultura sean adaptables, cambiantes y definidas por seres históricos y procesos concretos en condiciones medioambientales y frente a retos específicos. En este sentido, podemos afirmar que la cultura es el conjunto de construcciones históricas y sociales que han posibilitado la supervivencia de nuestra raza.

Y, como dije en La Gran Transformación (Construyamos un mundo más Humano, 25/03/2014 http://jmedinabarranco.blogspot.com.es/2014/03/la-gran-transformacion.html ) el gran reto de la cultura humana es lograr la TRANSFORMACIÓN del homínido que nacemos, o del animal humano[5] en que nos llegamos a convertir, en ser humano mediante un proceso educativo que comparo con los procesos de metamorfosis existentes en la naturaleza que generalmente están acompañados de cambios en hábitat y comportamiento de los animales que lo sufren. El proceso educativo sería la crisálida del homínido, una larva por decirlo así, y de ese proceso educativo saldría el ser humano. El nuevo ser que surge de la metamorfosis.


En el proceso histórico del desarrollo de nuestra cultura, en el tiempo milenario aquel de los indoeuropeos, el tránsito del nomadismo al sedentarismo significó una revolución cultural, configurándose el sedentarismo como una cultura hegemónica sostenida en construcciones sociales que no han sido modificadas fundamentalmente y que hoy sobreviven en nuestros pueblos, ciudades y megaciudades actuales. Y la base de las relaciones de esas estructuras sedentarias lamentablemente tuvo entre sus conceptos culturales fundacionales acciones de violencia.


¡Generar una nueva revolución cultural que cambie las relaciones violentas de nuestra civilización por relaciones no violentas, que generen paz, es construir un mundo más humano!

[1] En paleoantropología, el término humano anatómicamente moderno u Homo sapiens anatómicamente moderno hace referencia a miembros de la especie Homo sapiens con una apariencia física consistente con los fenotipos de los seres humanos modernos.
[2] En la comunidad científica tiene una gran aceptación la teoría inflacionaria, propuesta por Alan Guth y Andrei Linde en los años ochenta para intentar explicar los primeros instantes del universo.
[3] El taoísmo es un sistema de filosofía de Vida basado primordialmente en el Tao Te King que la tradición atribuye al filósofo chino Lao Tsé, que vivió durante el siglo VI a. C.
[4] Las religiones consideran que somos creación de Dios, pero vaya criaturas las que hizo. La verdad es lo que digo: no sabemos nada con certeza sobre nuestro origen. Cada quien cree lo que quiere creer.
[5] Siempre que hablo de “animal humano” para referirme a nuestra especie, es equivalente al término inhumano que se utiliza para hablar de comportamientos crueles o faltos de humanidad, donde ‘humanidad’ se define como: Sensibilidad, compasión, bondad hacia los semejantes, empatía, amor al prójimo.

4 comentarios:

  1. Extraordinaria invitación a ese enfoque Educativo para llegar a la metamorfosis que colleva a la transformación del homínido a el HUMANO, en otras palabras lograr la integración de los opuesto (mundo dual) a un mundo Holístico (mundo de la CONCIENCIA)...Gracias!!!

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  2. Estimada Zoreima, gracias por tu participación del blog con tus comentarios. Los seres humanos suelen olvidar que a nosotros nos cobijan las leyes de la naturaleza. Y si la metamorfosis existe en la naturaleza, ¿En qué campos humanos se puede aplicar? Seguro que la ciencia y la tecnología lo investigan. Pero, respecto del ser humano mismo ¿cómo podemos aplicar ese proceso natural? Puesto que la metamorfosis implica cambios en hábitats y comportamientos, nosotros podemos usar esa visión natural para educar a un ser humano en estado homínido (comportamientos violentos, por ejemplo), en un ser humano con comportamientos no violentos. Mi idea es que los procesos educativos que incluyen meditación, autoconocimiento, eliminación del ego, cultura holística conteniendo aquellos elementos simbólicos (valores, procedimientos, estética, forma de pensar, afinidades, etc.) adquiridos, es decir, aprendidos mediante la socialización (desde la edad más temprana hasta el final de la vida en un proceso ininterrumpido) con función adaptativa (que sirve para la supervivencia) deben estar orientados al desarrollo de individuos noviolentos (expresión que implica una actitud proactiva a favor de la no violencia y la paz, no sólo una persona pacífica, no violenta, pero que no trabaja a favor de ello) y considero ese proceso educativo como un proceso de metamorfosis humana: de homínido a humano.

    La prensa diaria refleja que nuestra civilización es inhumana. Eduquémonos de otro modo: de un mundo dual a un mundo de conciencia, como lo expresas tú.

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  3. Estimado maestro, en su comentario acaba de agregar un aspecto fundamental, la conciencia, tal vez como la única capacidad que nos diferencia de otros seres especialmente cuando nos permite relacionarnos con nosotros mismos a la vez que cuestionarnos acerca de nuestro sentido de vida. Reconociendo este factor de la funcionalidad humana también me uno a su propuesta de construir un mundo más humano y menos construido en la competencia y la lucha por imponer sobre los demás porque no piensan o actúan igual. Un mundo construido más en principios de colaboración, de compasión y amor. Creo que la capacidad llamada Conciencia facilita alcanzar estos logros. Entiendo que es la misma que se multiplica cada vez que la usamos, cuando la fortalecemos con sus prácticas del aquí y ahora, de la meditación y cuando reconocemos la esencia humana que hay en los demás. Esa nueva cultura nacería de nuevas prácticas sociales basadas en la consideración y el respeto. Practicar comportamientos altruistas, menos egoístas, dialogando y haciendo consenso, sin imponer y haciendo partícipes a otros del conocimiento y el bienestar general como derecho. No es eso multiplicar conciencia? y si le sumamos una disciplina de superación constante de nuestros errores, no será que aportamos un granito "de gran valor" a esa construcción de sociedad. Gracias por su invitación y permitirme unirme a su gran propuesta.

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    1. Estimado Francisco, gracias por tu gentil e inteligente aportación a este blog. Efectivamente, la conciencia es la capacidad que nos diferencia de otros seres, y lo creo tanto que cuando hablo de comportamientos homínidos intrínsecamente estoy considerando diferencias de grado en la conciencia de unos y otros; podemos decir que un homínido con comportamiento animal es un ser de conciencia ‘dormida’, mientras que un homínido con comportamiento humano tiene conciencia ‘despierta’. En particular, agradezco tu disponibilidad a unirte a mi propuesta de construir un mundo más humano, lo que implica el anhelo de trabajar sobre ti mismo para lograr tu propia transformación que, como dijo Lao Tsé, es el mayor don que tenemos para ofrecer a los demás seres: transformarnos en verdaderos humanos.

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