martes, 27 de mayo de 2014

APRENDIZAJE E INTELIGENCIA ESPIRITUAL

Por Jorge Eduardo Medina Barranco

27 de mayo de 2014, Breña Baja, Santa Cruz de Tenerife

En nuestro idioma el vocablo <<todo>> significa que una cosa está íntegra, es decir, que no le falta ninguna de sus partes constitutivas. Considerando a la sociedad humana como un todo, a las gentes les gusta soñar con una transformación social de la humanidad en algo mejor, pero sin que eso implique un esfuerzo por la transformación personal. Es evidente que la sociedad es la suma de los individuos y para que la sociedad como un todo se transforme, para que ese todo social cambie, es necesario e indispensable que sus partes componentes cambien. Significa claramente que la transformación social de la humanidad sólo es posible si cada uno de sus componentes, cada uno de nosotros considerados individualmente, cambiamos nuestro grado de humanidad. Ya he formulado que la transformación individual es un proceso educativo que nos conduce a ser humanos o, si no es adecuada, a ser inhumanos. Este proceso educativo genera un desarrollo personal que está relacionado con el aprendizaje.

El aprendizaje es una de las funciones mentales más importantes en nosotros los humanos: es un proceso de cambio a través del cual se adquieren o modifican habilidades, destrezas, conocimientos, conductas o valores como resultado del estudio, la experiencia, la instrucción, el razonamiento y la observación; significa que este proceso de cambio es el fruto de una experiencia personal en la interacción con el entorno y no debido a factores madurativos ni ritmos biológicos. Este proceso de aprendizaje puede ser analizado desde distintas perspectivas, por lo que existen distintas teorías del aprendizaje. Para Gregory Bateson[1], existen 4 niveles lógicos de aprendizaje relacionados con la manera en la cual se adquiere este aprendizaje:


A Bateson suele considerársele uno de los pioneros de la psicología constructivista, corriente psicológica que se enmarca en la corriente de pensamiento denominada constructivismo epistemológico o teoría del conocimiento constructivista, surgida hacia mediados del siglo XX de la mano de investigadores de disciplinas muy diversas (psiquiatras, físicos, matemáticos, biólogos, psicólogos, sociólogos, lingüistas, etc.) y que produjo la tan en boga e influyente corriente pedagógica del constructivismo, entre cuyas figuras claves cabe citar a Jean Piaget[2]  y a Lev Vygotsky[3] .

La pedagogía constructivista se ha impuesto en los programas educativos contemporáneos pero no está produciendo los resultados esperados, a mi entender porque no está considerando los elementos claves que nos permiten ascender por esta pirámide de aprendizaje de Bateson: la conciencia y la responsabilidad.

CONCIENCIA

La conciencia se define en general como el conocimiento que un ser tiene de sí mismo (valores, creencias, emociones y todas las modificaciones experimentadas por el propio yo) y de su entorno (personas, cosas, acontecimientos, cualidades, etc.). La conciencia humana implica varios procesos cognitivos interrelacionados: la atención concentrada, el conocer algo a través de la reflexión, la observación y la interpretación, pero también se refiere a la moral o a la recepción normal de los estímulos del interior y el exterior. La conciencia también tiene que ver con el conocimiento de los sistemas, las dinámicas y las relaciones. Es la percepción y comprensión clara de la información y de los hechos.

Habitualmente, nuestro nivel de conciencia es relativamente bajo; para elevar el nivel de conciencia es necesario agudizar nuestros receptores de información para recibir la información relevante y procesarla para captar lo que más nos interesa. Esto significa que nuestro nivel de conciencia se eleva si aumentamos nuestro nivel de atención.

"La atención más concentrada de lo normal conduce a un desempeño más alto de lo normal" John Whitmore[4]

RESPONSABILIDAD
La responsabilidad es tanto el cumplimiento de nuestras obligaciones como la especial atención y cuidado que ponemos al hacer o decidir algo. La responsabilidad de nuestros pensamientos y nuestras acciones aumenta proporcionalmente nuestro compromiso y nuestro desempeño. La responsabilidad tiene que ver con la capacidad de elección: si no elegimos algo sino que nos es impuesto la responsabilidad disminuye y a menudo surge una sensación de culpa. El cambio fundamental de nuestro nivel de aprendizaje no ocurrirá si la sensación de culpa se siembra en nuestra psiquis, ya que genera temor.

TOMA DE CONCIENCIA DE LA REALIDAD PRESENTE

Se hace evidente que si no nos hacemos conscientes, es decir, si no ‘despertamos’ conciencia, si no tomamos conciencia de la realidad presente, el ascenso por la pirámide del aprendizaje se dificulta hasta el extremo de hacerse imposible si se estanca nuestro proceso de toma de conciencia. Igualmente, si tomamos conciencia de la realidad presente pero no asumimos la responsabilidad de nuestros pensamientos y nuestras acciones, el proceso de aprendizaje se estanca. La conciencia y la responsabilidad son sin duda dos cualidades cruciales para el cambio de nuestro nivel de aprendizaje.

El psicólogo estadounidense Abraham Maslow[5] , muy conocido por su Jerarquía de las Necesidades, fue uno de los fundadores de la psicología humanística, una escuela psicológica que pone de relieve la experiencia no verbal y la realización de todo el potencial humano a través de la conciencia de sí mismo. En vez de estudiar las enfermedades mentales y la patología como habían hecho otras escuelas psicológicas antes, Maslow estudió a las personas saludables en plena actividad para adquirir un conocimiento más profundo de la naturaleza humana y planteo la priorización de las emociones como medio para realizar el pleno potencial humano. En 1983 Howard Gardner[6], psicólogo, investigador y profesor de la Universidad de Harvard, propuso la teoría de las inteligencias múltiples, en la que la inteligencia no es vista como algo unitario que agrupa diferentes capacidades específicas con distinto nivel de generalidad, sino como un conjunto de inteligencias múltiples, distintas y semi-independientes. Pero no fue sino hasta que el psicólogo estadounidense Daniel Goleman[7]  publicó su libro, en 1995, sobre la inteligencia emocional, cuando todo el mundo empezó a desear estas cualidades.

El viaje espiritual

Sin embargo, apenas habíamos asimilado la idea de inteligencias múltiples, cuando aparecieron
varios libros que destacaban los méritos de la inteligencia espiritual. En este sentido, espiritual no es un concepto religioso sino como lo define sencillamente el psicólogo mexicano Ramón Gallegos[8]: “La capacidad de ser feliz a pesar de las circunstancias”. Se han propuesto varias definiciones para la Inteligencia Espiritual considerándola como una propuesta ‘nueva’, y sin embargo su significado central se conoce por lo menos hace 2.500 años, cuando Sidarta Gautama, el Buda, la llamó visión cabal o Vipassana[9]  y señaló que era la capacidad de visión penetrativa para comprender la realidad profunda de los fenómenos, es decir, ver las cosas como son. Para Buda esta comprensión era la base para superar la ignorancia, raíz del sufrimiento, y alcanzar la verdadera felicidad. También en la tradición cristiana podemos encontrar que Pablo de Tarso, en la carta a los Colosense en el Cap. 1: 9-10 ora pidiendo inteligencia espiritual “para que andéis como es digno del Señor, agradándole en todo, llevando fruto en toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de Dios”.

Si observamos la pirámide de Niveles de Aprendizaje de Bateson, veremos que el nivel más alto de los procesos de aprendizaje, según Bateson, corresponde al mundo de nuestro espíritu. Como hemos dicho, la inteligencia espiritual no necesariamente guarda relación con la religión ni con la creencia en un ser superior o dios, pues incluso una persona no religiosa o aun atea puede tener una elevada inteligencia espiritual. Considerando la pirámide de niveles de aprendizaje de Bateson, podríamos definir brevemente la inteligencia espiritual como la capacidad que utilizamos para dotar al mundo y nuestras experiencias de sentido y significado, en busca del propósito fundamental de nuestra propia existencia. Todos tenemos un propósito espiritual en la vida y necesitamos superar algunos obstáculos y desafíos para cumplir con ese propósito. Y ese camino es un proceso de aprendizaje.

Podemos trazar la experiencia de nuestra propia vida o la de otros sobre un modelo gráfico bidimensional, en el cual el eje horizontal representa el éxito material y la integración psicológica, y el eje vertical representa el desarrollo espiritual, de las aspiraciones o de los valores.

Si avanzamos en el camino de la vida con la exclusión de alguno de los dos aspectos de nuestro desarrollo humano, más nos apartamos de la senda equilibrada entre las dos tendencias naturales de nuestro psiquismo y surgen tensiones psicológicas y espirituales. Si las presiones sociales, los imperativos empresariales o la determinación ciega nos hacen ignorar esta tensión que intenta hacernos regresar al camino del equilibrio, es probable que al final nos encontremos con un muro. Este muro se conoce como la crisis de sentido. Cuando nuestra vida entra en crisis de sentido, solemos caer en un estado de conmoción y de confusión.

Conocimiento

Nuestro eje horizontal de experiencia vital también podemos equipararlo con el del desarrollo del conocimiento. La crisis de sentido ocurre cuando nuestra acumulación de conocimiento excede el efecto moderador de nuestros valores. En la crisis experimentamos una pérdida del falso sentido de seguridad proporcionado por la ilusión de poder y la certeza que nos da el conocimiento. Pero el equilibrio entre el conocimiento y nuestros valores más elevados, que consideramos como valores espirituales, nos produce un conocimiento más profundo que denominamos sabiduría. Indudablemente, la sabiduría va más allá del conocimiento y es más profunda. A menudo es paradójica, permite una mayor prudencia y ofrece un tipo diferente de seguridad que es capaz de experimentar una persona que sale de la crisis mediante el refuerzo de su equilibrio espiritual y psicológico. Se podría decir que la línea de 45° trazada en el gráfico bidimensional representa a la sabiduría, y se extiende entre los extremos de lo que podríamos describir cínicamente como el

La escuela de Atenas, una de las pinturas más famosas de Rafael Sanzio
La escuela de Atenas, una de las pinturas más famosas de Rafael Sanzio
conocimiento utilizado de un modo indiscriminado, por una parte, que ha conducido a un mundo tecnológico deshumanizado, o el fanatismo espiritual irracional, por otra, que ha conducido a múltiples e inhumanas persecuciones y guerras religiosas.

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[1]Gregory Bateson Antropólogo, científico social, lingüista y cibernético británico (Grantchester, Reino Unido, 9 de mayo de 1904 — San Francisco, Estados Unidos, 4 de julio de 1980)
[2] Jean William Fritz Piaget (Neuchâtel, 9 de agosto de 1896-Ginebra, 16 de septiembre de 1980) fue un epistemólogo, psicólogo y biólogo suizo.
[3] Lev Semiónovich Vygotsky (17 de noviembre de 1896, Orsha, Imperio Ruso, actualmente Bielorrusia – 11 de junio de 1934, Moscú, Unión Soviética) fue un psicólogo ruso.
[4] Sir John Henry Douglas Whitmore, (16 de octubre 1937) es escritor de Coaching, coach de Alto Desempeño y expiloto de carreras británico.
[5] Abraham Maslow Brooklyn, Nueva York, 1 de abril de 1908 - 8 de junio de 1970 Palo Alto, California
[6] Howard Gardner Nacido en Scranton, Pensilvania, el 11 de julio 1943
[7] Daniel Goleman Nacido en Stockton, California, el 7 de marzo de 1947
[8] Ramón Gallegos Nacido 16 de noviembre 1959 Baja California , México, sociólogo, profesor universitario y autor, ha desarrollado un paradigma educativo centrado en la conciencia espiritual, la integración social y la educación holística.

viernes, 2 de mayo de 2014

UNA PROPUESTA EDUCATIVA

Por Jorge Eduardo Medina Barranco

2 de mayo de 2014, Breña Baja, Santa Cruz de Tenerife

Un lector, inquieto por el problema de la calidad educativa y la violencia existente en Colombia, me pide una propuesta, quizá esperanzado que sea ‘nueva’, para solucionar el problema del que, supongo, es su país natal. Como otros lectores se han inquietado por el mismo tema de la educación y me lo han comentado, he creído conveniente realizar un pequeño esbozo sobre el tema educativo en respuesta a esta inquietud de mis lectores, que deja fuera muchas ideas porque corresponderían a un estudio de mayor calado.

Desde el principio debemos tener claro que para mí el problema no es solamente de ‘un país tan violento’. El problema es de ‘ser humano’ o ‘no ser humano’. Con estudiar un poco el tema de la educación nos daremos cuenta que soluciones para cualquier país, como para la educación humana en general, están propuestas hace muchísimo tiempo. El camino no es corto ni fácil pues requeriría el concurso de muchos equipos humanos.[1]  trabajando simultáneamente en diversos frentes, lo que implica disponer de suficientes recursos económicos para acometer la tarea.

El primer planteamiento que debemos hacernos es que los modelos actuales de educación aplicados masivamente por los gobiernos del mundo no son válidos porque su objetivo no es formar seres humanos, sino programar personas para que entren al servicio de un sistema que no aborda las necesidades individuales de las personas sino los intereses de los ‘amos del mundo’. Es evidente que si nos planteamos cuál es el propósito de la educación, los políticos a menudo hablan de volver a lo esencial de la educación. Y creo que hay que hacerlo, ¡pero primero tenemos que ponernos de acuerdo sobre qué es lo esencial!

Pienso que, en términos generales, el sistema educativo debe tener, al menos, tres objetivos básicos:
•             Uno económico[2], de forma que toda persona reciba unos conocimientos que le permitan generar riquezas personales y en beneficio de un sistema social inclusivo. Actualmente se trabaja por el enriquecimiento exclusivamente personal, lo que convierte la educación en un instrumento al servicio de intereses egoístas.

•             Otro cultural, de forma que las personas aprendan a comprender el mundo que les  rodea y a desarrollar un sentimiento de humanidad. Actualmente cada cultura enseña a querer lo propio, demasiadas veces sobre la intolerancia a lo diferente o, sobre todo, la indiferencia a lo humano universal; para darse cuenta sólo basta echar una ojeada tanto a la historia como a los titulares de la prensa mundial para ver los conflictos catastróficos creados por nuestra especie debido a ese egoísmo cultural, lo que convierte la educación en un fracaso humanizador.

•             Y el tercer gran objetivo de la educación es personal, de forma que esperamos que la  educación nos ayude a convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos; que nos ayude a descubrir nuestros talentos, nuestras destrezas, nuestras habilidades en arte, filosofía, ciencia o religión. Y en este sentido la educación ha fracasado estrepitosamente: los índices de abandono y fracaso escolar son crecientes a nivel global, y la mayoría de los que terminan viven sin descubrir jamás sus propios talentos.


 Dicho irónicamente, si la mejor versión de lo que es ser humano es lo que somos actualmente, o lo que hemos sido a lo largo de la historia, mejor será que venga otro ‘diluvio universal’ para ver si hay otro dios u otra evolución que lo hagan mejor.

Volviendo a un tono algo más serio, para empezar habría que trabajar en justicia social  (igualdad de derechos y de oportunidades, estado de bienestar, distribución de la renta y la cuestión de la pobreza, derechos laborales y sindicales, etc.), es decir, invertir en las personas para generar una estructura socioeconómica que permita garantizar el éxito de cualquier proyecto. Luego habría que crear programaciones educativas que impulsen el uso y desarrollo de las inteligencias múltiples  del ser humano. Además, habría que construir un nuevo sistema de formación de los futuros docentes de manera tal que su formación fuera más ética y les volviera más conscientes de la educación humana a fin de cooperar desde la escuela, el colegio la universidad o cualquier centro educativo, ayudando a los estudiantes a despertar conciencia y propiciando la libre iniciativa para que surja la inteligencia creadora en los alumnos y alumnas. Habría que educar en actitudes cívicas y ciudadanas tanto en campañas televisivas como radiofónicas y de redes sociales, además de incorporarlas en el currículo transversal del sistema educativo, para crear un amplio consenso social consciente de que las personas son el bien más importante de una sociedad, priorizando la educación de los niños y los jóvenes y la formación de los adultos muy por encima de las infraestructuras o el crecimiento inmobiliario, para obtener unos resultados educativos de muy altas competencias curriculares y éticas. Habría que crear una gran red de bibliotecas muy bien dotadas conectadas entre ellas y con profesionales muy bien preparados para incitar a las familias a visitar las bibliotecas con mucha frecuencia para leer y estudiar. Habría que ofrecer actividades extraescolares educativas en todos los centros escolares. En mis estudios sobre excelencia educativa aprendí, y trabajé en ello muchos años como tutor de estudiantes, que la adquisición de una alta competencia educativa tiene que contemplar necesariamente el trabajo coordinado y sostenido en el tiempo de tres grandes estructuras que se deben complementar, porque si no se bloquean mutuamente en el proceso.

Estas tres estructuras son: la familia, la escuela y las estructuras socio-culturales de apoyo educativo.


Si esas tres estructuras se coordinan y se potencian realizando en cadena una parte del trabajo educativo el resultado es una educación de alta calidad. Habría que diseñar políticas de coordinación entre estos tres ámbitos, lo cual requiere de la intervención necesaria de los gobiernos municipales.

Como pueden entender tanto el amigo lector que brinda la oportunidad de esta reflexión, como todos mis lectores, la única forma de salir de las crisis sociales de cualquier índole y cualquier país del mundo, sea violenta o no violenta, es invertir en educación humana. Pero no una educación cualquiera, sino una educación que formule unos principios éticos y morales de respeto a valores esenciales de aquello que consideramos humano. Y ese será siempre el gran problema, ¡Ponernos de acuerdo en cuales son los valores esenciales de ser humano!

En cualquier caso, la educación es la inversión más rentable de un pueblo y de un país, y la mejor inversión para la humanidad. La educación debe servirnos para hacernos conscientes de nuestra propia vida y ese proceso de despertar la conciencia de sí debe comenzar desde los mismos bancos de la escuela, motivo por el cual los docentes deben ser conscientes. De poco nos habrá servido la escuela y todo el proceso educativo si salimos de él inconscientes de lo que significa ser humanos y de quién es uno mismo.
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[1] No equipos ‘inhumanos’, como muchos que trabajan actualmente en beneficio de sus intereses egoístas, sin importarles el daño ‘colateral’ sobre el planeta o la humanidad.
[2] La economía estudia la producción y la administración del conjunto de los recursos, bienes y servicios de un país. No significa dinero, que es la moneda circulante que tiene valor legal, ni capital, como patrimonio, rentas o relación social de producción.