miércoles, 5 de septiembre de 2018

CONCIENCIA DEL BIEN: AUTOCONFIANZA


Bucaramanga, Colombia, 4 de septiembre de 2018

Por Jorge Eduardo Medina Barranco

El tercer componente de Yo Soy en el mundo es mi autoconfianza.

Por definición, la autoconfianza es la confianza en uno mismo, es decir, la seguridad en uno mismo o
en las propias cualidades: es la esperanza firme o seguridad que se tiene en que uno va a actuar con decisión y valor con el convencimiento íntimo de que uno es capaz de realizar con éxito una determinada tarea o misión, o bien elegir la mejor alternativa cuando se presenta un problema, tomando la decisión más adecuada. Es confiar en que en general se va a salir airoso de una situación, por difícil que parezca. Desde luego, esto no se refiere a actuar con temeridad o imprudencia en cualquier situación, sino a proceder con el suficiente conocimiento de sí mismo para saber que esa situación o problema que tengo que gestionar y resolver, tengo la capacidad propia para salir exitoso.

DIMENSIONES DE LA AUTOCONFIANZA

En la autoconfianza debemos considerar varios aspectos.

Un primer aspecto es la capacidad de actuar con independencia del juicio de los demás, es decir tener fe en que, aunque los demás no estén de acuerdo o incluso se opongan, se va a seguir adelante con el proyecto elegido. Claro que, ante todo, debemos confirmar que nuestro proyecto no es una fantasía irrealizable, o una temeridad o imprudencia como hemos mencionado anteriormente; este análisis reflexivo es parte importante de nuestra autoconfianza, para no conducirnos al fracaso por no saber medir nuestras capacidades.

Otro aspecto importante es la capacidad de expresar los puntos de vista y opiniones propios, aun cuando las demás opiniones sean adversas. La persona tiene la suficiente confianza en que lo que dice es por lo menos tan valioso como los puntos de vista ajenos, aceptando también que puede haber otros puntos de vista valiosos o que complementan lo que él está expresando.

También debemos considerar la sensación interna de que como persona se es valioso, y que se poseen capacidades y habilidades en un nivel más o menos similar a los demás. Este aspecto es importante porque genera una autoestima sólida, que no está condicionada por los demás, y por tanto no anda buscando a cada rato aprobación de ellos.

CAUSAS FRECUENTES DE ESCASA AUTOCONFIANZA

La autoconfianza comienza a desarrollarse ya desde la niñez, pero es un rasgo cuyo desarrollo puede estancarse por diversas causas. Sin embargo, como es un talento natural del ser humano, siempre se puede desarrollar o incluso mejorar si la persona pone empeño. Lo opuesto, la falta de confianza en sí mismo, es una debilidad que le impide a la persona tomar decisiones o enfrentar situaciones que los demás consideran que podría enfrentar con éxito; y esto es importante, porque se trata de hacer algo para lo cual esa persona está preparada según el juicio de los demás, pero por su inseguridad no se atreve.
Una de las causas más frecuentes de esta escaza autoconfianza es creer que la propia conducta está regulada más por factores externos que por uno mismo, y por tanto se ven las cosas como incontrolables. También genera escasa autoconfianza la equivocada costumbre de hacerse responsable sólo de lo malo que le sucede, y nunca de lo bueno.

¿CÓMO MEJORAR NUESTRA AUTOCONFIANZA?

Poseer las cualidades propias de la autoconfianza hace que la persona segura de sí misma sea capaz
de afrontar desafíos y asumir riesgos, de jugársela por lo que cree o lo que siente justo. Esto permite que sus posibilidades de vivir nuevas experiencias se vean acrecentadas, permitiéndole un mayor crecimiento personal, y también un nuevo reaseguramiento de su forma de conducirse. En otras palabras, le refuerza sus sentimientos de seguridad personal y autoconfianza.

Un pilar fundamental a la hora de tener confianza en nosotros mismos es el autoconocimiento. Como se explica en https://www.significados.com/autoconocimiento/ , el autoconocimiento es un proceso introspectivo de reflexión en el cual una persona adquiere noción de su yo, de lo que lo caracteriza, de sus cualidades y defectos, de sus limitaciones, necesidades, aficiones y temores. En psicología y ámbitos de desarrollo personal es un concepto muy usado, y en la milenaria doctrina gnóstica es considerado el principio fundamental para el desarrollo espiritual del ser humano; de hecho, en su Extractos de Teódoto, Clemente de Alejandría (En torno a 150, Atenas – 215, Palestina), tratando de refutar textos de la escuela gnóstica de Valentín (Maestro gnóstico egipcio, se ignora la fecha de su nacimiento – Fallecimiento 160, en Chipre), expone una muy antigua afirmación gnóstica:

Lo que nos hace libres es la gnosis de quiénes somos, de lo que hemos llegado a ser, de dónde estábamos, …”

Los Coaches utilizamos una técnica poderosa para el autoconocimiento integral y que fue originalmente propuesta por Albert S. Humphrey durante los años sesenta y setenta en los Estados Unidos durante una investigación del Instituto de Investigaciones de Stanford que tenía como objetivo descubrir por qué fallaba la planificación corporativa. Este recurso, conocido en inglés como SWOT (Strengths, Weaknesses, Opportunities y Threats) produjo una revolución en el campo de la estrategia empresarial; en español se conoce como análisis DAFO (Debilidades, Amenazas, Fortalezas y Oportunidades) y otros nombres según el orden de las palabras. En los procesos de coaching, además de en los procesos empresariales, lo utilizamos como Análisis DAFO personal. Los aspectos de autoconocimiento en este análisis los denominamos variables internas y se centran fundamentalmente en el análisis de uno mismo para conocer bien nuestras Fortalezas y Debilidades, e incide en nuestros aspectos tanto intelectuales y racionales como emocionales, proporcionándonos un mayor autoconocimiento, lo cual nos permite mejorar en el ámbito personal y profesional.

Para mejorar nuestra autoconfianza, además del Análisis DAFO personal, es conveniente realizar una serie de cambios personales que empiezan con el eliminar el “no soy capaz de” hacer, o de aprender o de lograr… Es decir, no ser pesimista, ni fatalista, creyendo que lo que no funcionó en el pasado ya no funcionará: El pasado ya pasó y si cambias en el aquí y en el ahora, contribuyes de manera significativa a tu destino. Más bien trata de ser realista aceptando tu cuota de responsabilidad en tus éxitos y en tus fracasos, y no vivas recordando lo malo, porque la visión negativa de uno mismo y la baja autoconfianza se alimentan, principalmente, de los recuerdos.

Revisa tus metas: ¿tienes claro lo que quieres? Si no lo tienes, revisa tus sueños, tus ilusiones, tus
objetivos; si eso lo tienes claro, revisa si lo estas consiguiendo. Que no lo estás consiguiendo, revisa lo que estás haciendo hasta que descubras que te impide avanzar en tu logro (los Coaches somos expertos en esta ayuda, si puedes contratar uno personal no dudes en hacerlo porque te ahorrará mucho tiempo y contratiempos).

Que sí estas consiguiendo lo que quieres, pues nada, ¡sigue adelante! Porque todo lo anterior son condiciones necesarias, pero no suficientes: tienes que ponerte manos a la obra y arriesgarte. Es fundamental que te animes a dar el paso, a actuar para alcanzar tus metas, a tener la confianza en ti mismo de que puedes andar el camino y alcanzar lo que quieres.

Como estrategia de trabajo para mejorar nuestra autoconfianza, una de las maneras más sencillas y eficaz es proporcionarse uno mismo experiencias de éxito y eso se logra de varias maneras:

             Realizando actividades para las cuales tengamos especiales capacidades como deportes, pasatiempos favoritos, juegos, tareas y trabajos que no se nos dificulten, etc.
             Graduando la dificultad de las tareas a las que hacemos frente, es decir, comenzar por las más sencillas e ir subiendo en dificultad y, luego, aplicar el principio de "dominio-avance", o sea, no pasar al siguiente escalón si no se ha dominado el anterior, como una bailarina, o un deportista, o un profesional de un arte, oficio o estudios, que lo ha hecho paso a paso, a veces desde la niñez.
             Valora lo que vas consiguiendo y alégrate y felicítate por lo que has logrado.

Hay gentes que creen que no tienen la capacidad de lograr la confianza en sí mismos, pero lo cierto es que con un poco de esfuerzo, perseverancia y valoración de sí mismo cualquier persona podría comenzar a construir y cultivar hoy mismo su autoconfianza.

En los diferentes centros y actividades que se promocionan en este blog, se educan los tres aspectos del Yo Soy en la propia vida cotidiana, no como una teoría filosófica o una definición teórica, sino como un proceso de entrenamiento y aprendizaje, que se sitúa en la esfera de la acción y de la aplicación que te ayudará a que obtengas resultados positivos en todos los aspectos de tu vida, profesión, empresa o negocio. A través de este proceso, podrás profundizar en tu propio conocimiento, aumentar el rendimiento y mejorar la calidad de vida. Anímate y participa de ellos en tu ciudad, o ayúdanos a desarrollar un centro de desarrollo personal del Ser en tu localidad.

lunes, 4 de junio de 2018

CONCIENCIA DEL BIEN: AUTOESTIMA

Breña Baja, Canarias, España, 2 de junio de 2018

Por Jorge Eduardo Medina Barranco

El segundo componente de Yo Soy en el mundo es mi autoestima.

La autoestima es la valoración afectiva que damos a nuestros pensamientos, actos y palabras en todos los aspectos de nuestra vida.

Para poder desarrollar una autoestima adecuada es necesario el autoconocimiento: ¿Cómo podemos valorar algo que no conocemos? Además, es necesario aprender a reconocer y admitir lo que somos cuando nos auto-observamos en el proceso de autoconocimiento, no para conformarnos y quedarnos tal como somos, sino para querernos, lo cual significa cuidarme, mimarme y trabajar psicológicamente para sacar lo mejor de mí, porque me quiero.

Cuando leemos en la Biblia, en Gálatas 5:14:

<<Toda la Biblia se resume en este mandamiento: Amarás a tu prójimo como a ti mismo>>

se nos están enseñando esta idea de la autoestima. Dicho de modo bíblico,

Autoestima es el amor que tenemos hacia nosotros mismos.

Nos viene a decir que, si no me quiero a mi mismo, si no me amo a mi mismo, ¿cómo puedo amar verdaderamente a mi prójimo? Si no me amo a mi mismo ando en harapos psicológicos, lleno de envidias, maledicencias, codicias, lujurias, borracheras, descuidos de la familia y, finalmente, violencia familiar y social.

Si no me amo a mi mismo sería como tener un campo de cultivo al que no cuido y las malas hierbas crecen salvajemente y no obtengo ningún beneficio de ese campo. Como dice la enseñanza bíblica de Gálatas 6:7-8,

<<No os dejéis engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará. Porque el que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción, pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna>>

<< Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador>>, dice Mateo 13:8

Desarrollar la autoestima es desarrollar la convicción de que uno es competente para vivir y merece la felicidad enfrentándose a la vida con mayor confianza, benevolencia y optimismo, lo cual nos ayuda a alcanzar nuestras metas y experimentar la plenitud de vivir. Con esta convicción, uno trabaja sobre sí mismo como un buen sembrador, utilizando inteligentemente nuestra propia simiente que expresa su potencial a través de nuestra energía sexual.

Todos sabemos que tener una autoestima sana, saludable, un amor a mi Esencia humana (a mí mismo como alma y no el amor desmedido que las gentes se tienen a sí mismos como ego) es importante para la propia felicidad. El ego sólo se preocupa de su propio interés, sin preocuparse de las necesidades de los demás. El alma es altruista, generosa, amable. El alma es nuestra dimensión más importante como seres humanos, porque es la dimensión que nos abre las puertas del espíritu mediante la autoconciencia.

Uno de los componentes más importantes de la autoestima es el autoconocimiento, base de toda doctrina gnóstica seria, de todo estudio y camino espiritual verdadero. Saber cómo soy, cómo me comporto en mis diferentes áreas y roles de la vida: como padre o madre, como esposo o esposa, como hijo o hija, cómo me relaciono y comporto en mis relaciones sociales, etc. Para este autoconocimiento existen diferentes dinámicas, que son las que enseño en mis talleres de capacitación como coach de entrenamiento en inteligencia emocional, liderazgo y autoconocimiento, y los diferentes talleres de comunidades que se publicitan en esta página y que pertenecen a personas que desarrollan su vida espiritual siguiendo el Camino del Despertar de la Conciencia.

Una buena dinámica que cualquiera puede realizar para autoconocerse es escribir una descripción de sí mismo en un diario íntimo como si quisiera que alguien conociera la persona que yo soy, describiéndome a mí mismo en todos los planos y áreas de mi vida: en el plano físico como si hiciera un autorretrato en el que se describen todos mis detalles corporales; en el plano de personalidad igual, me describo como creo que es mi personalidad; luego me describo en los diferentes roles que desempeño en la vida; por ejemplo, “como amigo soy un desastre porque nunca llamo”, o “soy un buen amigo, pendiente de la salud y bienestar de mis amistades”, etc. Y así sucesivamente vamos describiéndonos en todos los roles que tenemos.

También debemos describir los temas de nuestra educación, nuestra cultura, los estudios que tenemos y cómo nos consideramos a ese respecto; ¿cómo somos como trabajadores? Como jefes, como empleados, como autónomos. ¿Cómo somos en sociedad? Cómo es nuestro comportamiento cívico, si participamos de eventos sociales, políticos, religiosos o si preferimos la soledad, etc. Si somos activos en ayuda comunitaria, en sociedades de algún tipo, en los centros educativos de nuestros hijos, etc.

También podemos describirnos a nivel de salud, de higiene personal, de deportes; ¿Cómo me cuido a mí mismo? ¿Soy descuidado de mi salud y mi presentación personal o lo contrario?

Y finalmente, como soy a nivel espiritual. ¿Soy practicante religioso? O simplemente soy creyente pero no aplico a mi vida personal los preceptos espirituales de mi religión. ¿Cuál es mi creencia o filosofía de vida?

Todo esto lo escribo con mi propio estilo, sin agobiarme porque me parezca que no se escribir correctamente. El estilo no tiene importancia. Simplemente narro la descripción como lo haría verbalmente, con adjetivos, frases cortas o descripciones detalladas y minuciosas. En fin, como cada uno sepa describir las cosas. Lo importante es tomarnos un tiempo determinado para realizar esta autodescripción. Y escribirlo es sumamente importante porque se convierte en un ejercicio terapéutico excelente que utilizan psicólogos y psiquiatras en muchas terapias, porque cuando yo escribo estoy haciendo un ejercicio mental que me ayuda a poner en orden muchas cosas de mi propio psiquismo mediante un proceso reflexivo, ya que me tomo tiempo pensando en lo que voy a escribir.

Una vez que hayamos concluido la autodescripción debemos hacer un análisis para ver que consideramos positivo y que consideramos negativo, poniendo un signo más (+) o menos (-) junto a cada descripción. A continuación, revisamos la forma en que hemos hecho la descripción para encontrar descripciones peyorativas, es decir, que usemos palabras despectivas o que nos describan de forma desfavorable: por ejemplo, decir “soy muy burro” cuando se puede decir “tengo dificultades académicas”, “trabajo como negro” cuando se puede decir “me esfuerzo trabajando”, “tengo dentadura de caballo” cuando se puede decir “tengo una dentadura prominente”, “soy un mísero gusano” cuando se puede decir “tengo algunos defectos y comportamientos que me parecen feos”. Esto es importante, aprender a usar expresiones más objetivas y descriptivas que no sean peyorativas cuando hablo de mí mismo, cuando me describo a mí mismo, porque las descripciones desfavorables señalan baja autoestima de sí mismo como Ser Humano.

Con este ejercicio me estoy dando cuenta que visión tengo de mí mismo, que aspectos negativos me reconozco, cuando lo hago de manera peyorativa convirtiéndome en el juez más duro y cruel conmigo mismo y así voy logrando una visión más objetiva de mí mismo: ni tan malos ni tan santos como solemos creernos.

Cuando haya terminado todo el ejercicio anterior, me siento y releo todo con calma y reflexiono como si estuviera leyendo la descripción de una persona que no conozco y me digo ¿Qué pensaría de esa persona? ¿Sería una persona interesante de conocer?, o, por el contrario, sería mejor no tenerlo entre las amistades.

Este análisis puede darme una valoración de mi propia autoestima, para darme cuenta si me considero una persona que no vale nada, que soy mala persona cuando a lo mejor soy una persona con atractivos y encantos que vemos en otros, pero no tomamos en cuenta en nosotros mismos por falta de autoconocimiento.

Otro aspecto de la autoestima es el crecimiento personal. Descubrir carencias, defectos o deficiencias en uno mismo es la puerta para el camino de la autotransformación psicológica en un proyecto de vida lleno de objetivos, ilusiones y propósitos de mejora, ya que es una de las aspiraciones más importantes de nuestra vida, ver que vamos consiguiendo objetivos en nuestra vida, que vamos logrando metas, que tenemos más control sobre nuestros pensamientos y emociones, que gestionamos mejor todos los aspectos de nuestra vida y que nos vamos llenando de logros y plenitud interior que nos hace vivir felices por ese progreso en todos los aspectos relacionados con el crecimiento personal.

Tener un buen autoconocimiento y una autoestima sana nos permite vivir la vida de una manera más adecuada. Nos permite cuidar de nosotros mismos, ser generosos en la manera en que nos tratamos, saber respetarnos no describiéndonos con un lenguaje peyorativo y cuidando de nuestras necesidades (reflexionemos sobre la pirámide de Maslow). Cuando yo amo a alguien, quiero cuidarle. Pues eso, autoestima es el sano amor de mí mismo de manera que amo a los demás como a mí mismo.

Y no se puede cumplir el mandato del evangelio en Juan 13: 34-35

Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros

Porque, cómo puedo amar adecuadamente a otros si no me amo a mí mismo y no trabajo sobre mí para construir la mejor versión de mí Ser

¿Qué amor limpio puedo brindar, si yo no estoy limpio?

domingo, 29 de abril de 2018

CONCIENCIA DEL BIEN: AUTOCONCEPTO

Por Jorge Eduardo Medina Barranco

Bucaramanga, Colombia, 28 de abril de 2018

El primer componente de Yo Soy en el mundo es mi autoconcepto.

El autoconcepto es lo que uno opina de sí mismo, lo que uno cree que es, aunque lo que crea no se corresponda con la realidad.

Es decir, el autoconcepto es una creencia personal. Este concepto que uno tiene de sí mismo puede ser saludable o puede ser poco realista porque la persona tenga una creencia muy elevada sobre sí mismo, o al revés. Esta valoración que nos damos a nosotros mismos está relacionada con el autoconocimiento, que es el conocimiento que tenemos de nosotros mismos. Cuanto menos me conozco menos cerca de la realidad sobre mí mismo está mi autoconcepto.

Para tener un buen autoconcepto es importante desarrollar conciencia para conocerse bien; si no me conozco bien mi autoconcepto puede estar distorsionado porque no observo la realidad de mí mismo.

En ocasiones podemos valorarnos de forma excesivamente positiva de manera que uno se convierte en persona narcisista (persona que siente una gran admiración por sí misma), o padece de grandiosidad, de delirio de grandeza como un gato que se creyera tigre; muchos narcisistas se creen con cualidades excepcionales, que están por encima de los demás, que son superinteligentes, superestupendos, o lo que sea, en una evidente distorsión del autoconcepto porque en realidad ninguna persona es tan excepcional que esté tan por encima de los demás seres humanos en todo. Lo cierto es que todos tenemos nuestros puntos fuertes y nuestros puntos débiles.

Puede pasar lo contrario, que la persona sea tan autoexigente consigo mismo que nunca tienen bastante con lo que hace, nunca le parecen suficientes sus cualidades y siempre se exigen más y más y más. Este exceso de autoperfeccionismo puede construir un autoconcepto bajísimo o negativo porque la persona nunca acaba de estar satisfecha consigo misma, con lo que es o como se desempeña en sus tareas cotidianas, cayendo en una autovaloración excesivamente negativa y convirtiéndose en una persona derrotista o pesimista.

Es importante no caer en ninguno de los dos extremos porque ambos son perjudiciales para mí como persona y para mis relaciones sociales. Tener un autoconcepto saludable y lo más objetivo posible despertando conciencia sobre sí mismo (dentro de lo que cabe porque es una valoración subjetiva ya que soy yo mismo quien me evalúo), es muy importante para mis relaciones sociales y para conmigo mismo. Cuando tengo un autoconcepto más realista, me relaciono de una manera más sana con los demás. Por eso es importante en primer lugar conocerse bien a uno mismo.

¿Cuánto te conoces ti mismo? ¿Sabes cómo te perciben los demás? Una herramienta útil para este
autoconocimiento es utilizar la Ventana de Johari, un procedimiento de psicología cognitiva creada por los psicólogos Joseph Luft y Harry Ingham (de cuyos nombres se forma la palabra Johari) para ilustrar los procesos de interacción humana y que se utiliza generalmente en grupos de autoayuda y en ejercicios corporativos de dinámica de grupo con la intención de descubrir aspectos desconocidos de uno mismo. Es un método que nos ayuda a tomar conciencia de la realidad de uno mismos, es decir, nos ayuda a despertar conciencia.

Según los autores (Joseph Luft y Harry Ingham),  una alteración en uno de los cuadrantes de la Ventana de Johari produce alteraciones en los demás cuadrantes. El objetivo del trabajo psicológico sobre sí mismo con este modelo consiste en expandir el cuadrante denominado área libre, y este es un proceso de toma de conciencia que nos permite conocer nuestro ego y que, trabajando para eliminar de nuestro psiquismo los comportamientos egoístas (caracterizados por lo que llamamos “yoes” psicológicos), nos conduce al Despertar de la Conciencia.

En este trabajo psicológico con la Ventana de Johari hay varias maneras de expandir el área libre:

a. El área libre ganará espacio al área ciega, espacio señalado como (1), si la persona recibe retroalimentación del exterior (de otras personas).

b. El área libre ganará espacio al área oculta, espacio señalado como (3), si la persona toma conciencia y provoca la apertura hacia el exterior.

c. El área libre ganará espacio al área desconocida, espacio señalado como (2), como consecuencia del trabajo de los dos puntos anteriores.

Un pequeño ejercicio de aplicación de esta herramienta que nos ayuda en nuestro autoconocimiento y que les recomiendo que hagan es: pídele a tus padres, a tu pareja y a tus amigos que cojan un papel y te describan como ellos te ven. La primera curiosidad es que tal vez las descripciones serán diferentes: cada uno te ve de un modo distinto. Otra sorpresa es que dirán cosas que tú tal vez no identificas como tuyas, o no sabías que transmitías esa imagen o que los demás te ven de diferentes maneras a cómo tú mismo te percibes. Este ejercicio de solicitar a las personas cercanas que te describan te sirve para iluminar un poco tus propias zonas de sombra y conocer tus puntos débiles, no con el fin de reprenderte o reñirte a ti mismo sino con el objetivo de mejorarte a ti mismo, y de prosperar y crecer psicológica, emocional, material y espiritualmente.

Es interesante destacar que la Ventana de Johari es una herramienta que trabaja las percepciones de los demás sobre ti, y por lo tanto es una opinión que está acompañada de una alta dosis de subjetividad. Lo importantes es que puede ayudarnos a conocer nuestras debilidades y nuestras fortalezas. Si no conocemos cuáles son nuestras debilidades, no podemos convertirlas en algo positivo o mejorar las áreas de nuestras debilidades. Sería interesante que hicieras este ejercicio y nos contaras a través de esta página si descubres zonas oscuras que no conocías de ti mismo.

Para tener confianza en uno mismo ante determinadas situaciones hay que poseer un modelo ajustado de uno mismo, conociendo nuestras capacidades y limitaciones, a la vez  que convencerse de las propias capacidades y potencial que cada uno posee. Así que una de las tareas más importantes a las que nos enfrentamos en nuestras vidas es la de conocer y comprender quiénes somos y conocer y comprender las cualidades que nos diferencian y nos asemejan a los demás.

Normalmente pensamos, sentimos y hacemos aquello que creemos que somos y aquello para lo que creemos que poseemos cualidades, de manera que cuanto mejor es el conocimiento que poseemos sobre nosotros mismos, más predecibles y, por lo tanto, controlables serán nuestras reacciones ante sucesos imprevistos.

El Autoconcepto es el factor más importante del Yo Soy porque de él depende que sentimos de nosotros mismos y como nos comportamos en nuestras relaciones con el mundo

jueves, 8 de febrero de 2018

CONCIENCIA DEL BIEN: YO SOY

Por Jorge Eduardo Medina Barranco

Bucaramanga, Colombia, Febrero 4 de 2018

Entendida la conciencia como el talento, inteligencia, capacidad o aspecto psicológico del darse cuenta uno, independientemente de su actividad mental, ante todo, de sí mismo, se hace evidente que el primer paso que debemos dar en todo nuestro trabajo personal por el desarrollo de la conciencia del bien es saber ¿QUIÉN SOY YO?

En la definición lingüística, el SER es la esencia o naturaleza, lo más importante, lo más puro, con el conjunto de características necesarias e imprescindibles para que ese algo o alguien sea lo que es, referido especialmente a las creaciones dotadas de vida.

El SER ha sido una inquietud filosófica tanto de oriente (Lao-Tse, Wang Bi, Guo Xiang…) como de occidente (Parménides, Platón, Aristóteles, Heidegger…) considerándolo un algo trascendental, aquello que trasciende y rebasa todos los entes sin ser él mismo un ente, es decir, sin que ningún ente, por muy inmenso que sea o se presente, lo iguale. Dicho de otro modo: el SER desborda y supera dialécticamente el mundo de las formas. En teoría religiosa estaríamos hablando de DIOS.

El filósofo y físico Mario Bunge (Buenos Aires, 1919), profesor de Filosofía en la McGill University de Montreal, Canadá, y premio Príncipe de Asturias en 1982, defiende la aplicación del método científico al campo de la reflexión filosófica para evitar lo que él considera especulaciones incomprensibles con frases que no significan nada y que se consideran filosofía. Como ejemplo pone a Martin Heidegger (1889, Messkirch - 1976, Friburgo de Brisgovia, Alemania) y su libro sobre El ser y el tiempo:

<< ¿Y qué dice sobre el ser? "El ser es ello mismo". ¿Qué significa? ¡Nada! Pero la gente como no lo entiende piensa que debe ser algo muy profundo. Vea cómo define el tiempo: "Es la maduración de la temporalidad". ¿Qué significa eso? Las frases de Heidegger son las propias de un esquizofrénico[1]  >>.

Yo, como estudioso del mundo científico y del filosófico, comparto ese punto de vista de encontrar un espacio de conocimiento que integre tanto lo científico como lo filosófico pero, además, lo religioso y lo artístico, porque de momento abarcan las formas de conocimiento racional y emocional que engloban nuestro SER.

Esta búsqueda de ¿quién soy yo? significa precisamente encontrar el SER de uno mismo. La experiencia directa del Yo Soy como Real Ser, Íntimo, Dios en mí, o como se quiera llamar. Y desde la perspectiva del conocimiento como lo entiendo yo (arte, filosofía, ciencia y religión), no es ni una búsqueda racional ni una búsqueda emocional de algún tipo de cosa irreal, ni entelequia alguna, sino una búsqueda espiritual real entendiendo como espiritual la suma de todas esas características inmateriales más nobles que nos hacen sabernos seres vivos en la forma en que sólo los humanos somos capaces de hacerlo sobre nosotros mismos. Lo espiritual sería como la quintaesencia del propio SER, una experiencia íntima y personal, una especie de vivencia mística si se quiere ver así, una comunicación directa entre el ente que vivo mi vida diaria y el SER que soy  en mi parte más divina, comunicándonos a través de la intuición o el éxtasis.

Precisamente, eso es lo que hace que en la Biblia encontremos a menudo la afirmación de Dios como “Yo Soy”. Recordemos el muy conocido episodio de Moisés y la zarza ardiente del monte Horeb:

Entonces Moisés planteó a Dios esta pregunta: «Si voy a los israelitas y les digo "El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros", y ellos me preguntan: "¿Cuál es su nombre?", ¿qué les responderé?» Dios le dijo: «Yo soy el que soy» (Ex 3,13-14)

El versículo 14 nos ayuda a conocer el significado del nombre de Dios en hebreo con cuatro consonantes, el llamado tetragrama, yhwh, que lo pronunciaban, según las versiones bíblicas, como Yahvé o Jehová, asociándolo al verbo hebreo hayah, que significa “ser”, “existir”. Por respeto al nombre sagrado los judíos de la época no lo pronunciaron, sustituyéndolo con “Adonay” que significa “Señor”. Algunos autores hacen notar que el verbo hebreo hayah no designa una mera existencia sino una presencia viva y activa: Dios se revela como un Dios personal, (Dios de Abraham, Isaac, Jacob, Ex 3,6) continuamente presente en la historia junto al hombre. El nombre yhwh no es una definición filosófica de la esencia divina, sino más bien una descripción de su actuar en el mundo a través del ser humano, una enseñanza de que Dios está en cada ser viviente, que cada uno de nosotros, de alguna manera, tiene la esencia de Dios en su propio SER.

Y esa búsqueda espiritual del Ser Divino en nosotros mismos puede iniciarse desde nuestra propia humanidad cuando describo lo que yo soy desde la perspectiva de mis pensamientos, mis emociones y mis acciones. Estos tres componentes (pensamientos, emociones y acciones) se llaman:

a. Componente cognitivo. Es la toma de conciencia de cómo soy, y forma nuestro      AUTOCONCEPTO

b Componente afectivo. Es el trato o afecto que me doy, y forma nuestra AUTOESTIMA

c. Componente conductual. Es el poder que me infundo para afrontar las situaciones de la vida, y forma nuestra AUTOCONFIANZA


En nuestra próxima entrada del blog iniciaremos el estudio de cada uno de estos tres componentes del Yo Soy, y que nos permiten escalar en nuestro Nivel del Ser mediante un proceso de transformación interior radical.

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[1] Entrevista del periodista español Ignacio Vidal-Folch a Mario Bunge, artículo que apareció en la edición impresa del Viernes 4 de abril de 2008 del diario EL PAÍS.