Por Jorge Eduardo Medina Barranco
Santa Cruz de la Palma, 2 de octubre de 2023
A raíz de un
comentario realizado en este blog en la entrada titulada HOMOSEXUALIDAD,HOMOFOBIA, MACHISMO Y MISOGINIA del 13 de julio de 2021, por un comentarista que
se identifica como “reflexión serena”, ha surgido este escrito como respuesta a ese comentario.
Debido a que Blogger en
la sección de comentarios no me permite dar una respuesta larga, he decidido
publicarla como una nueva entrada de este blog. Agradezco al lector que con su comentario ha propiciado que siga ahondando en este tema y poder publicar un nuevo escrito en el blog, después de más de un año de no poderlo hacer por tiempo que demandan mis ocupaciones personales y las tareas como director de La Escuela
Gnóstica de Educación Continua.
El comentario del
lector es el siguiente:
«Confundimos conceptos. Una cosa es que debamos
respetar a todos los seres humanos sin distinción, independientemente de
credos, religiones, orientaciones sexuales, raza, países, etc. Y otra diferente
es querer hacer encajar la enseñanza gnóstica dentro de los moldes de la
cultura y modas de esta época.
El maestro (refiriéndose
al Maestro Samael Aun Weor) dijo lo que dijo con conocimiento de causa, no lo
dijo para herir ni molestar, nada mas dijo la verdad. Todo aquel que se haya
degenerado sexualmente ha degenerado su semilla. Hay que estudiar toda la obra
del maestro y no, como dice el artículo, nada más sacar frases de contexto como
si fuera el Corán o la Biblia. Es entonces cuando vienen las malas
interpretaciones y se quiere pre-juzgar que el maestro odiaba a los
homosexuales. Acaso hemos observado, desde la conciencia despierta, los yoes de
lujuria, ¿Cómo se manifiestan? ¿Los hemos comprendido? Si lo hubiéramos hecho
sabríamos que el maestro dijo la verdad.»
Y mi respuesta es la
siguiente:
Esto es interesante,
porque usted supone, según entiendo, que el artículo quiere “hacer encajar la
enseñanza gnóstica dentro de los moldes de la cultura y modas de esta época”.
Si relee serenamente el artículo, lo que en él pretendemos no es eso que usted
dice, sino más bien es lo que explica ampliamente en los comentarios el obispo
gnóstico Hermógenes Bajaña Salazar sobre el respeto a todos los seres. Si el
maestro Samael Aun Weor no hubiera tratado con respeto a Belcebú, considerado
como uno de los siete príncipes del infierno, y por tanto probablemente más
perverso y podrido que cualquier ser humano, casto o no, homosexual o no, ¿usted
cree que habría sido posible la “Revolución de Bel”? Y el maestro, que en ese
entonces aún era Aun Weor, bajó a los lugares “inmundos” en los que se movía
Belcebú, sólo con la intención de convertirlo a la causa de la Venerable Logia
Blanca.
Su defensa sobre lo
que dijo en algún momento el maestro Samael Aun Weor sobre los homosexuales es
que “es verdad porque lo dijo el maestro”, apelando al principio de autoridad. Principio de autoridad es el
procedimiento, expresado con la locución latina “magister dixit”, por el que
una proposición se acepta por el solo hecho de estar afirmada en un texto
considerado como cierto y no sujeto a debate científico.
Esto ocurría con la
escolástica medieval, que consideraba fuente de conocimiento de autoridad
incuestionable no solo a las Sagradas Escrituras (cuya consideración de
reveladas por Dios hacía inconcebible toda posible crítica), sino también a los
textos supervivientes de la Antigüedad clásica (sobre todo Aristóteles, Claudio
Ptolomeo, Hipócrates, Galeno, etc.) que habían adquirido tal prestigio que se
consideraban fuera de toda posible crítica.
Mis escritos procuro
hacerlos con una enseñanza que aprendí del comportamiento y enseñanzas del
maestro Gargha Kuichines y de las enseñanzas del maestro Samael Aun Weor, que
llevo grabadas a fuego en mi corazón, y transcribo literalmente un párrafo
extraordinario del Avatara de Acuario:
«ATACANDO EL ERROR PROVOCAREMOS EL ODIO DE LOS QUE
YERRAN, Y ASÍ DE EQUIVOCADOS LLEGARÁN A HACERSE MALOS. ATACANDO EL MAL
PROVOCAREMOS EL RENCOR DE LOS MALOS, Y ASÍ LOS MALOS SERÁN PEORES. LO QUE
NECESITAMOS ES DIFUNDIR LA LUZ PARA DISIPAR LAS TINIEBLAS.»
En mi experiencia he
conocido homosexuales y lesbianas más respetuosos de las personas, de la
naturaleza y de la vida en el planeta que muchas personas que se sienten
dechados de virtudes. Así que seguiré defendiendo el respeto a toda persona
cuyo comportamiento sea respetuoso, aun cuando no sea un dechado de virtudes. Y
eso no es una confusión de conceptos, sino un principio de consideración y
respeto de la vida del ser humano, esté en estadio de animal racional o haya
trascendido a estados superiores del ser.
Otra cosa es la
pederastia, un delito atroz, y cualquier otra clase de delitos de la índole que
sea, sexual o no, que son comportamientos criminales. Pero que la ley humana y
la ley divina se encargue de ellos, que yo no soy policía ni juez de nadie sino
que soy, sobre todo, educador para adiestrar o perfeccionar las facultades
emocionales, intelectuales, morales y espirituales de las personas, se hagan
gnósticos o no, porque me importa el ser humano y su trascendencia, no sus
creencias. Trato de “Difundir la luz para disipar las tinieblas”, como yo sé
hacerlo y sin ser imitador de nadie en particular.