Por Jorge Eduardo Medina Barranco
animales”. Cuando en España se empezó con los procesos contra los curas católicos pedófilos, uno de ellos se justificó con el consabido “el demonio me empujo a hacerlo” y una periodista le contesto algo así como: “no señor cura, el demonio no lo empujó, usted es el demonio”. Frente a esta frase de John Maynard Keynes yo diría como la periodista: no amigo Keynes, no son “espíritus animales”, los inversores son los animales, racionales pero animales que no tienen humanidad con todas las gentes que dejan en la miseria, muriendo de hambre, con sus perversos manejos económicos con el único afán de enriquecerse a costa de lo que sea.
Pistor nos dice en su
artículo que “los responsables de las
políticas quieren que confiemos en que los espíritus animales nos van a ayudar
a superar la incertidumbre asociada al calentamiento”.
EL CAMBIO CLIMÁTICO
Y las autoridades políticas crean
nuevas regulaciones que parecen querer proteger el medio ambiente, pero en
ningún lugar mencionan nada sobre responsabilidad o sanciones. Con el destino de la humanidad en juego, los políticos
simplemente se lavan las manos y se desentiende del problema.
Los “espíritus animales”
podrán diseñar todas las protecciones que quieran contra los potenciales escenarios
de cambio climático, pero mientras existan en su psiquismo los Tres Traidores,
no habrá ningún cambio acertado porque no existirá la voluntad política y
social de confrontar nuestro propio comportamiento, así que lo que quieren
hacer es corregir el cambio climático simplemente
suponiendo que con una modificación mínimamente disruptiva y financieramente
rentable del sistema operativo actual las cosas saldrán bien.
Como lo dice Pistor, la
pandemia de la covid-19 debería habernos advertido contra esta falsa creencia. Más
bien lo que hemos visto es que los gobiernos de las economías avanzadas han
decidido redoblar la apuesta en materia de derechos de propiedad privada y
mercados, priorizando la protección de las patentes de las compañías
farmacéuticas por encima de la demanda de que contribuyan a la producción
global de vacunas compartiendo su tecnología, de manera que funcionan bajo la
protección de su espíritu animal conformado por los demonios del deseo, la
mente y la mala voluntad, y su maldad se pagará con miles de vidas humanas.
PARA CONSTRUIR UN MUNDO MÁS
HUMANO DEBEMOS ELIMINAR DE NUESTRO PSIQUISMO A LOS TRES TRAIDORES
Habría que introducir también al demonio de la hipocresía (seguramente motivado o generado por los tres demonios anteriormente citados por el autor) porque los politicos e inversionistas actúan jugando un doble papel, publicamente se declaran "verdes" y ecologistas, pero con sus acciones siguen siendo destructores del medio ambiente y generadores de pobreza en el mundo. El problema no está en un sistema político sino como bien nos dice el autor en los demonios que llevamos dentro, estoy de acuerdo que el problema es interior, no exterior, aunque las consecuencias también son exteriores ya que vemos como nuestros países "en desarrollo" son saqueados por las multinacionales bajo el beneplácito de los gobiernos y politicos de turno.
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