lunes, 4 de junio de 2018

CONCIENCIA DEL BIEN: AUTOESTIMA

Breña Baja, Canarias, España, 2 de junio de 2018

Por Jorge Eduardo Medina Barranco

El segundo componente de Yo Soy en el mundo es mi autoestima.

La autoestima es la valoración afectiva que damos a nuestros pensamientos, actos y palabras en todos los aspectos de nuestra vida.

Para poder desarrollar una autoestima adecuada es necesario el autoconocimiento: ¿Cómo podemos valorar algo que no conocemos? Además, es necesario aprender a reconocer y admitir lo que somos cuando nos auto-observamos en el proceso de autoconocimiento, no para conformarnos y quedarnos tal como somos, sino para querernos, lo cual significa cuidarme, mimarme y trabajar psicológicamente para sacar lo mejor de mí, porque me quiero.

Cuando leemos en la Biblia, en Gálatas 5:14:

<<Toda la Biblia se resume en este mandamiento: Amarás a tu prójimo como a ti mismo>>

se nos están enseñando esta idea de la autoestima. Dicho de modo bíblico,

Autoestima es el amor que tenemos hacia nosotros mismos.

Nos viene a decir que, si no me quiero a mi mismo, si no me amo a mi mismo, ¿cómo puedo amar verdaderamente a mi prójimo? Si no me amo a mi mismo ando en harapos psicológicos, lleno de envidias, maledicencias, codicias, lujurias, borracheras, descuidos de la familia y, finalmente, violencia familiar y social.

Si no me amo a mi mismo sería como tener un campo de cultivo al que no cuido y las malas hierbas crecen salvajemente y no obtengo ningún beneficio de ese campo. Como dice la enseñanza bíblica de Gálatas 6:7-8,

<<No os dejéis engañar, de Dios nadie se burla; pues todo lo que el hombre siembre, eso también segará. Porque el que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción, pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna>>

<< Vosotros, pues, escuchad la parábola del sembrador>>, dice Mateo 13:8

Desarrollar la autoestima es desarrollar la convicción de que uno es competente para vivir y merece la felicidad enfrentándose a la vida con mayor confianza, benevolencia y optimismo, lo cual nos ayuda a alcanzar nuestras metas y experimentar la plenitud de vivir. Con esta convicción, uno trabaja sobre sí mismo como un buen sembrador, utilizando inteligentemente nuestra propia simiente que expresa su potencial a través de nuestra energía sexual.

Todos sabemos que tener una autoestima sana, saludable, un amor a mi Esencia humana (a mí mismo como alma y no el amor desmedido que las gentes se tienen a sí mismos como ego) es importante para la propia felicidad. El ego sólo se preocupa de su propio interés, sin preocuparse de las necesidades de los demás. El alma es altruista, generosa, amable. El alma es nuestra dimensión más importante como seres humanos, porque es la dimensión que nos abre las puertas del espíritu mediante la autoconciencia.

Uno de los componentes más importantes de la autoestima es el autoconocimiento, base de toda doctrina gnóstica seria, de todo estudio y camino espiritual verdadero. Saber cómo soy, cómo me comporto en mis diferentes áreas y roles de la vida: como padre o madre, como esposo o esposa, como hijo o hija, cómo me relaciono y comporto en mis relaciones sociales, etc. Para este autoconocimiento existen diferentes dinámicas, que son las que enseño en mis talleres de capacitación como coach de entrenamiento en inteligencia emocional, liderazgo y autoconocimiento, y los diferentes talleres de comunidades que se publicitan en esta página y que pertenecen a personas que desarrollan su vida espiritual siguiendo el Camino del Despertar de la Conciencia.

Una buena dinámica que cualquiera puede realizar para autoconocerse es escribir una descripción de sí mismo en un diario íntimo como si quisiera que alguien conociera la persona que yo soy, describiéndome a mí mismo en todos los planos y áreas de mi vida: en el plano físico como si hiciera un autorretrato en el que se describen todos mis detalles corporales; en el plano de personalidad igual, me describo como creo que es mi personalidad; luego me describo en los diferentes roles que desempeño en la vida; por ejemplo, “como amigo soy un desastre porque nunca llamo”, o “soy un buen amigo, pendiente de la salud y bienestar de mis amistades”, etc. Y así sucesivamente vamos describiéndonos en todos los roles que tenemos.

También debemos describir los temas de nuestra educación, nuestra cultura, los estudios que tenemos y cómo nos consideramos a ese respecto; ¿cómo somos como trabajadores? Como jefes, como empleados, como autónomos. ¿Cómo somos en sociedad? Cómo es nuestro comportamiento cívico, si participamos de eventos sociales, políticos, religiosos o si preferimos la soledad, etc. Si somos activos en ayuda comunitaria, en sociedades de algún tipo, en los centros educativos de nuestros hijos, etc.

También podemos describirnos a nivel de salud, de higiene personal, de deportes; ¿Cómo me cuido a mí mismo? ¿Soy descuidado de mi salud y mi presentación personal o lo contrario?

Y finalmente, como soy a nivel espiritual. ¿Soy practicante religioso? O simplemente soy creyente pero no aplico a mi vida personal los preceptos espirituales de mi religión. ¿Cuál es mi creencia o filosofía de vida?

Todo esto lo escribo con mi propio estilo, sin agobiarme porque me parezca que no se escribir correctamente. El estilo no tiene importancia. Simplemente narro la descripción como lo haría verbalmente, con adjetivos, frases cortas o descripciones detalladas y minuciosas. En fin, como cada uno sepa describir las cosas. Lo importante es tomarnos un tiempo determinado para realizar esta autodescripción. Y escribirlo es sumamente importante porque se convierte en un ejercicio terapéutico excelente que utilizan psicólogos y psiquiatras en muchas terapias, porque cuando yo escribo estoy haciendo un ejercicio mental que me ayuda a poner en orden muchas cosas de mi propio psiquismo mediante un proceso reflexivo, ya que me tomo tiempo pensando en lo que voy a escribir.

Una vez que hayamos concluido la autodescripción debemos hacer un análisis para ver que consideramos positivo y que consideramos negativo, poniendo un signo más (+) o menos (-) junto a cada descripción. A continuación, revisamos la forma en que hemos hecho la descripción para encontrar descripciones peyorativas, es decir, que usemos palabras despectivas o que nos describan de forma desfavorable: por ejemplo, decir “soy muy burro” cuando se puede decir “tengo dificultades académicas”, “trabajo como negro” cuando se puede decir “me esfuerzo trabajando”, “tengo dentadura de caballo” cuando se puede decir “tengo una dentadura prominente”, “soy un mísero gusano” cuando se puede decir “tengo algunos defectos y comportamientos que me parecen feos”. Esto es importante, aprender a usar expresiones más objetivas y descriptivas que no sean peyorativas cuando hablo de mí mismo, cuando me describo a mí mismo, porque las descripciones desfavorables señalan baja autoestima de sí mismo como Ser Humano.

Con este ejercicio me estoy dando cuenta que visión tengo de mí mismo, que aspectos negativos me reconozco, cuando lo hago de manera peyorativa convirtiéndome en el juez más duro y cruel conmigo mismo y así voy logrando una visión más objetiva de mí mismo: ni tan malos ni tan santos como solemos creernos.

Cuando haya terminado todo el ejercicio anterior, me siento y releo todo con calma y reflexiono como si estuviera leyendo la descripción de una persona que no conozco y me digo ¿Qué pensaría de esa persona? ¿Sería una persona interesante de conocer?, o, por el contrario, sería mejor no tenerlo entre las amistades.

Este análisis puede darme una valoración de mi propia autoestima, para darme cuenta si me considero una persona que no vale nada, que soy mala persona cuando a lo mejor soy una persona con atractivos y encantos que vemos en otros, pero no tomamos en cuenta en nosotros mismos por falta de autoconocimiento.

Otro aspecto de la autoestima es el crecimiento personal. Descubrir carencias, defectos o deficiencias en uno mismo es la puerta para el camino de la autotransformación psicológica en un proyecto de vida lleno de objetivos, ilusiones y propósitos de mejora, ya que es una de las aspiraciones más importantes de nuestra vida, ver que vamos consiguiendo objetivos en nuestra vida, que vamos logrando metas, que tenemos más control sobre nuestros pensamientos y emociones, que gestionamos mejor todos los aspectos de nuestra vida y que nos vamos llenando de logros y plenitud interior que nos hace vivir felices por ese progreso en todos los aspectos relacionados con el crecimiento personal.

Tener un buen autoconocimiento y una autoestima sana nos permite vivir la vida de una manera más adecuada. Nos permite cuidar de nosotros mismos, ser generosos en la manera en que nos tratamos, saber respetarnos no describiéndonos con un lenguaje peyorativo y cuidando de nuestras necesidades (reflexionemos sobre la pirámide de Maslow). Cuando yo amo a alguien, quiero cuidarle. Pues eso, autoestima es el sano amor de mí mismo de manera que amo a los demás como a mí mismo.

Y no se puede cumplir el mandato del evangelio en Juan 13: 34-35

Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros.
En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros

Porque, cómo puedo amar adecuadamente a otros si no me amo a mí mismo y no trabajo sobre mí para construir la mejor versión de mí Ser

¿Qué amor limpio puedo brindar, si yo no estoy limpio?

2 comentarios:

  1. Me gustan las dos últimas entradas de este blog: CONCIENCIA DEL BIEN: AUTOCONCEPTO y CONCIENCIA DEL BIEN: AUTOESTIMA, porque le dejan al lector un qué hacer, una tarea de auto-indagación en pro de su mejora personal. Al igual son ejercicios muy pedagógicos y prácticos, dignos de replicar en nuestra labor misional Gnóstica de mostrar y enseñar que existe la posibilidad de que el homínido que somos cambie a mejor y cambie la sociedad a un estado más Humano; amoroso, benevolente y compasivo. Gracias Venerable Maestro Jorge

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    1. Gracias, amigo Daniel. Precisamente "enseñar que existe la posibilidad de que el homínido que somos cambie a mejor y cambie la sociedad a un estado más humano" es el fundamento de nuestra doctrina gnóstica. Cuando el maestro Samael habla del camino de divinización del ser humano, señala claramente la condición de los habitantes que poblamos este mundo, en su estilo característico, como de "Animal Intelectual equivocadamente llamado hombre", "Mamífero Racional", "Humanoide Intelectual", porque miraba como no humano el comportamiento de <>, toda esa maldad histórica y contemporánea que caracteriza a cientos de cientos de miles de nuestros congéneres y cuya actividad se puede ver en los noticieros televisivos y prensa mundial y libros de historia, aparte del uso malévolo que millones hacen actualmente de las redes sociales. El maestro reflejaba un sentir de desprecio hacia esa condición y afirmaba enfáticamente que cuando uno cambia interiormente y tal cambio es radical, lo exterior, las circunstancias, la vida, cambian también. Ese cambio nos conduce al “verdadero hombre”, término al que el maestro Samael le da valor genérico de “varón y mujer”, es decir, “hombre” somos los seres masculinos y femeninos que poblamos el mundo: “hombre” como sinónimo de “ser humano”. Yo prefiero utilizar esta última expresión porque “hombre” se usa hoy principalmente para significar ‘varón, masculino, macho’ en contraposición a ‘mujer, femenino, hembra’ y así no nos vemos como una única humanidad.

      El maestro G.K. insistió hasta la extenuación en una verdad irrefutable: no puedes entrar al camino de divinización si primero no te transformas en ser humano. Es decir, si primero no te humanizas, si no te conviertes en verdadero humano con toda la sensibilidad que nos caracteriza y que se refleja en los momentos de tragedias donde todos nos unimos para socorrer al necesitado, o en los cuidados a los niños y ancianos, a los enfermos y necesitados, o las comunidades que trabajan por la convivencia en paz con respeto a las diferencias, etc.; si primero no hacemos eso, olvidemos todo sueño fantasioso de espiritualidad y divinización, porque esa es una condición superior. Es como pretender que alguien que no aprende a leer ni escribir se pueda convertir en doctor de letras, humanidades, ciencias físicas o cualquier otro saber humano.


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