14 de julio de 2016, Breña Baja, Tenerife, España
Por Jorge Eduardo Medina Barranco
La búsqueda de la Paz
y la Noviolencia
es una propuesta de transformación
cultural para la construcción de una nueva civilización que considere la vida del
planeta y las relaciones de los humanos con esa vida (que nos incluye también a
todos nosotros los habitantes del planeta) de una manera diferente a como lo
está haciendo nuestra barbarie civilizada contemporánea.
Esta barbarie
civilizada que vivimos no es un fenómeno nuevo. Se pierde en la noche de los
tiempos (
Construyamos un mundo más Humano,
Una Mirada a la Antigüedad,
01/07/2013
http://jmedinabarranco.blogspot.com.es/2013/07/introduccion-al-gnosticismo-una-mirada.html).
Según la
Teoría de la Evolución, el
ser humano anatómicamente moderno
evolucionó de
Homo sapiens en el
Paleolítico medio, hace unos 200.000 años. Esta evolución señala la llegada de
la subespecie
Homo sapiens sapiens,
es decir, la subespecie que nos incluye a todos los humanos modernos. En ese
extenso período de desarrollo histórico hemos creado muchas culturas.
La antropología cultural enuncia que la
cultura es el mecanismo humano de adaptación que determina la
sobrevivencia de nuestra especie, que se construye social e históricamente. La cultura no
es natural, es histórica, y su continuidad depende de su demostrada
capacidad para permitir la vida humana en su entorno natural.
La cultura, entendida como un
mecanismo de adaptación mediante el cual los seres humanos hemos construido
histórica y socialmente nuestras capacidades de adaptación y sobrevivencia se
remonta a la aparición de la raza, la
sapiens-sapiens,
como resultado de las fuerzas que impulsan el universo y, por lo tanto, las que
impulsan la vida sobre el planeta. Unos creen que esas fuerzas son un dios y
otros creen que fue una misteriosa "fuerza inflacionaria"
.
Aun cuando esas teorías y creencias son interesantes, y pueden ser muy
seductoras, a mí como
coach espiritual me preocupa más el
aquí y ahora
y lo que podemos construir de futuro. No respondo a ¿De dónde vengo?, ni al
problema y su origen, sino a ¿Adónde voy? ¿Qué puedo hacer con lo que tengo de
ahora hacia un futuro mejor? Puestos a creer en algo, prefiero creer en una
utopía de paz y noviolencia en un mundo mejor, más solidario y más justo, que
en supuestas ‘verdaderas’ y ‘seguras’ respuestas al de dónde venimos.
Según algunos autores, en el
proceso de adaptación, la vida se mueve en dos caminos que originan los
procesos de supervivencia: conservación y cambio. Estas dos fuerzas
motoras de la supervivencia viven en un continuo proceso complementario, al
margen de que en determinadas circunstancias surjan acciones hegemónicas que
facilitan o entorpecen el desarrollo de una de las dos fuerzas.
Este concepto de los
procesos de conservación y desarrollo de la vida en una dualidad de dos fuerzas
fundamentales opuestas y complementarias que utiliza la antropología
contemporánea, tiene sus resonancias originales en las propuestas del
taoísmo y su famoso
yin yang.
Según esta idea, cada ser, objeto, fuerza, emoción o pensamiento posee un
complemento del que depende para su existencia y que a su vez existe dentro de
él mismo. La lógica deductiva nos conduce a pensar que estas dos fuerzas hacen
que nada exista en estado puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una
continua transformación. Además, cualquier ser o cosa puede ser visto como su
contrario si se la mira desde otro punto de vista. En este sentido, la
categorización sólo lo sería por conveniencia. Para la filosofía taoísta, estas
dos fuerzas,
yin y
yang, serían la fase siguiente del desarrollo del universo y la vida después del
tao, principio generador de todas las cosas, del cual surgen.
Tao, tan antiguo pero que cristiano me suena:
Dios y después ángeles y demonios. Y la ciencia, en vez de decir dios o tao, o lo que quiera que fuese nuestro origen, prefiere decir
singularidad espaciotemporal. Y todos tan contentos, porque cada uno tiene una teoría que les explica lo que ignoran. Recuerdo de las enseñanzas de mis maestros gnósticos la frase de “
Los ángeles piensan con cabeza de ángeles y los demonios piensan con cabeza de demonios, o la lógica no existe”. Los unos ven a los otros como los malos, y viceversa:
ying y
yang. Fuerzas opuestas y complementarias.
La construcción de la cultura nos
determina como seres de una forma distinta a los demás seres vivos. No me
cansaré de repetirlo, porque es necesario que lo tengamos claro, que de acuerdo
a la clasificación científica los humanos modernos somos una subespecie de la
familia de los homínidos, y nuestros parientes cercanos en esa clasificación
son los orangutanes, gorilas, chimpancés y bonobos. La ciencia considera que
somos unos animales, pero diferentes a nuestros parientes por nuestra
mayor capacidad de construcción de cultura,
gracias a las estructuras diferenciales de nuestra biología
.
Sin embargo, la cultura
construida por una comunidad humana no se convierte en una característica
natural, como algo inmanente a los seres humanos que nazcan de ella, sino que
es una necesidad de hacer una construcción cultural para poder sobrevivir, porque
sin ella no se garantiza la vida de esa comunidad particular y que debe ser
transmitida culturalmente, porque al no ser una
cualidad inherente al ser humano no se hereda genéticamente. Para
entendernos sencillamente: el hijo de un chino que lo educan en Estados Unidos
según la cultura de ese país, racialmente será chino pero culturalmente será
estadounidense, y etc., etc.
Esto hace que las características
de la cultura sean adaptables, cambiantes y definidas por seres históricos y
procesos concretos en condiciones medioambientales y frente a retos
específicos. En este sentido, podemos afirmar que la cultura es el conjunto de
construcciones históricas y sociales que han posibilitado la supervivencia de
nuestra raza.
Y, como dije en
La Gran Transformación (
Construyamos un mundo más Humano,
25/03/2014
http://jmedinabarranco.blogspot.com.es/2014/03/la-gran-transformacion.html ) el gran reto de la cultura humana es lograr la TRANSFORMACIÓN del homínido que
nacemos, o del animal humano
en que nos llegamos a convertir, en ser humano mediante un proceso educativo
que comparo con los procesos de metamorfosis existentes en la naturaleza que generalmente
están acompañados de cambios en hábitat y comportamiento de los animales que lo
sufren. El proceso educativo sería la crisálida del homínido, una larva por
decirlo así, y de ese proceso educativo saldría el ser humano. El nuevo ser que
surge de la metamorfosis.
En el proceso histórico del desarrollo de nuestra cultura, en el tiempo
milenario aquel de los indoeuropeos, el tránsito del nomadismo al sedentarismo
significó una revolución cultural, configurándose el sedentarismo como una
cultura hegemónica sostenida en construcciones sociales que no han sido modificadas fundamentalmente y que hoy sobreviven en nuestros pueblos, ciudades y megaciudades actuales. Y la base de las relaciones de esas estructuras sedentarias lamentablemente tuvo entre sus conceptos culturales fundacionales acciones de violencia.
¡Generar una
nueva revolución cultural que cambie las relaciones violentas de nuestra
civilización por relaciones no violentas, que generen paz, es construir un mundo
más humano!
Extraordinaria invitación a ese enfoque Educativo para llegar a la metamorfosis que colleva a la transformación del homínido a el HUMANO, en otras palabras lograr la integración de los opuesto (mundo dual) a un mundo Holístico (mundo de la CONCIENCIA)...Gracias!!!
ResponderBorrarEstimada Zoreima, gracias por tu participación del blog con tus comentarios. Los seres humanos suelen olvidar que a nosotros nos cobijan las leyes de la naturaleza. Y si la metamorfosis existe en la naturaleza, ¿En qué campos humanos se puede aplicar? Seguro que la ciencia y la tecnología lo investigan. Pero, respecto del ser humano mismo ¿cómo podemos aplicar ese proceso natural? Puesto que la metamorfosis implica cambios en hábitats y comportamientos, nosotros podemos usar esa visión natural para educar a un ser humano en estado homínido (comportamientos violentos, por ejemplo), en un ser humano con comportamientos no violentos. Mi idea es que los procesos educativos que incluyen meditación, autoconocimiento, eliminación del ego, cultura holística conteniendo aquellos elementos simbólicos (valores, procedimientos, estética, forma de pensar, afinidades, etc.) adquiridos, es decir, aprendidos mediante la socialización (desde la edad más temprana hasta el final de la vida en un proceso ininterrumpido) con función adaptativa (que sirve para la supervivencia) deben estar orientados al desarrollo de individuos noviolentos (expresión que implica una actitud proactiva a favor de la no violencia y la paz, no sólo una persona pacífica, no violenta, pero que no trabaja a favor de ello) y considero ese proceso educativo como un proceso de metamorfosis humana: de homínido a humano.
ResponderBorrarLa prensa diaria refleja que nuestra civilización es inhumana. Eduquémonos de otro modo: de un mundo dual a un mundo de conciencia, como lo expresas tú.
Estimado maestro, en su comentario acaba de agregar un aspecto fundamental, la conciencia, tal vez como la única capacidad que nos diferencia de otros seres especialmente cuando nos permite relacionarnos con nosotros mismos a la vez que cuestionarnos acerca de nuestro sentido de vida. Reconociendo este factor de la funcionalidad humana también me uno a su propuesta de construir un mundo más humano y menos construido en la competencia y la lucha por imponer sobre los demás porque no piensan o actúan igual. Un mundo construido más en principios de colaboración, de compasión y amor. Creo que la capacidad llamada Conciencia facilita alcanzar estos logros. Entiendo que es la misma que se multiplica cada vez que la usamos, cuando la fortalecemos con sus prácticas del aquí y ahora, de la meditación y cuando reconocemos la esencia humana que hay en los demás. Esa nueva cultura nacería de nuevas prácticas sociales basadas en la consideración y el respeto. Practicar comportamientos altruistas, menos egoístas, dialogando y haciendo consenso, sin imponer y haciendo partícipes a otros del conocimiento y el bienestar general como derecho. No es eso multiplicar conciencia? y si le sumamos una disciplina de superación constante de nuestros errores, no será que aportamos un granito "de gran valor" a esa construcción de sociedad. Gracias por su invitación y permitirme unirme a su gran propuesta.
ResponderBorrarEstimado Francisco, gracias por tu gentil e inteligente aportación a este blog. Efectivamente, la conciencia es la capacidad que nos diferencia de otros seres, y lo creo tanto que cuando hablo de comportamientos homínidos intrínsecamente estoy considerando diferencias de grado en la conciencia de unos y otros; podemos decir que un homínido con comportamiento animal es un ser de conciencia ‘dormida’, mientras que un homínido con comportamiento humano tiene conciencia ‘despierta’. En particular, agradezco tu disponibilidad a unirte a mi propuesta de construir un mundo más humano, lo que implica el anhelo de trabajar sobre ti mismo para lograr tu propia transformación que, como dijo Lao Tsé, es el mayor don que tenemos para ofrecer a los demás seres: transformarnos en verdaderos humanos.
Borrar